Peso en picada, se repite error del 95

Las variaciones de la moneda americana han sido constantes durante julio y lo que va de agosto. La última vez que el dólar se cotizó en 15.35 por unidad fue el 9 de marzo de 2009, en medio de la recesión económica que México resintió tras la aguda crisis inmobiliaria en Estados Unidos, su principal socio comercial. Sin embargo, como se recordará, en aquel entonces la moneda nacional recuperó terreno y se cotizó en 11.58 por dólar. Actualmente, sin debacles financieras en el vecino país, el peso promedia los 16.37 por divisa norteamericana y su ruta hacia los 17 pesos se considera previsible. Según el economista Jorge Fonseca, los factores de la especulación son la caída del precio del petróleo, los problemas económicos de Grecia y la posible recesión china. Recordó que el año pasado, Estados Unidos comenzó a reducir la impresión de dólares para subsanar las finanzas de los bancos y aliviar la necesidad de liquidez de los mercados. Así pues, el Sistema de Reserva Federal -mejor conocido como la FED- recurrió a dicha política monetaria después de bajar a cero su tasa de interés de referencia, cuando la tasa de desempleo llegaba a dos dígitos, donde primero se beneficiaron las Bolsas de Valores con la inyección de liquidez; empero, las acciones de las empresas no subían como los precios de materias primas como el cobre, plata, oro y el petróleo, donde el Brent llegó a cotizarse en 147.25 dólares por barril (julio de 2008). De acuerdo con Fonseca, en febrero de 1994, cuando Estados Unidos empezó a subir la tasa de interés, lo único que debía haber hecho México era mantener una condición espejo de su tasa de interés y así evitar quedar fuera del mercado de los inversionistas. Ahora el Banco Central activó el mecanismo de subasta de dólares para estabilizar el alza de la moneda estadounidense, pero eso no impedirá una devaluación si el Banco de México pretende aumentar la tasa de interés después de que lo haga Estados Unidos, pues una vez devaluada la moneda mexicana, será muy difícil ver una revaluación. En una apreciación del dólar, las exportaciones se vuelven más competitivas, así como el turismo y las inversiones en la industria manufacturera. Los perdedores son los comercializadores importadores de mercancías, comerciantes en general, prestadores de servicios como el transporte -al encarecerse sus refacciones- y una presión inflacionaria que pega en el bolsillo de todos los consumidores mientras de estabiliza el precio de la divisa americana. “Una devaluación viene acompañada de una pérdida de confianza por la forma como administramos nuestro país, como ocurrió en 1995, podríamos estar frente a una crisis financiera veinte años después, cometiendo los mismos errores”, advierte a ZETA el economista. En tanto, en la visión del director del Centro de Estudios Económicos del Sector Empresarial, Roberto Valero Berrospe, la estadística indica que para que una devaluación sistemática de la moneda impacte en la inflación, ocupa que por lo menos dure tres meses, y en la actualidad el país se encuentra en tal situación, por lo que será en septiembre cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) entregue las cifras del mes previo, donde se aprecie el aumento de dicho indicador. “Impacta en la frontera porque el comercio mismo importa muchas mercancías, buscando ser más competitivo en precios. Los vehículos pueden incrementar su precio porque traemos piezas de importación aunque aquí se armen. El Banco de México está tratando de regular la situación, volvió a hacer otra subasta de 200 millones de dólares para despresurizar el mercado”, expuso, para concluir: “A final de cuentas a la frontera no le conviene un dólar caro, porque estamos vinculados con la economía de la frontera. Tenemos una economía muy deprimida que estuvo en recesión, salarios muy bajos, un consumidor muy castigado, y el hecho de subir precios impacta en la calidad de vida de los ciudadanos”.