En mi sueño hay un lucero de alucinante mirada, que dice que soy su amada y él quiere ser mi alfarero. Con sus manos me moldea y se enreda en mi cintura, al hacer una pintura que su boca delinea. La luz que brota de su alma alumbra dulce camino, porque amarlo es mi destino cuando él me besa con calma. Con sus labios me recorre cual pincel sobre su lienzo, pero ese es solo el comienzo para llegar a la torre. Él al oído me canta cual jilguero enamorado y me mira entusiasmado con mirada sacrosanta. En mi sueño yo lo miro y en sus ojos yo me pierdo, sus besos son un recuerdo que me roban un suspiro. Lourdes P. Cabral San Diego, CA