El no poder escuchar impidió a Ignacio defenderse ante elementos policiacos que lo sorprendieron y sometieron en plena vía pública al confundirlo con un hombre que había disparado en contra de una mujer en un restaurante de mariscos de Tijuana. El evento se suscitó hace casi un año, cuando Ignacio aún era menor de edad, lo cual no fue impedimento para que los agentes lo esposaran, pasearan durante horas y después lo presentaran ante un juez municipal, autoridad que al igual que los uniformados se molestó al no entender los sonidos guturales y movimiento de manos de Ignacio. Finalmente, alguien de los presentes de la comandancia comprendió la discapacidad de Ignacio, quien terminó siendo liberado, pero sin dinero ni pertenencias; como pudo, logró ser auxiliado por un ciudadano quien se comunicó con sus padres para que lo rescataran. Al quejarse ante el juez, Isabel García, madre del menor, solo recibió la justificación de que su hijo se parecía y vestía igual a una persona que acaba de asesinar a una mujer. A esta amarga experiencia, se suma los contratiempos que a diario enfrenta si no es acompañado por sus padres o un intérprete, particularmente si tiene que acudir a una dependencia de gobierno a realizar un trámite, comparte a ZETA la familia del joven. Como el caso de Ignacio, existe muchos, y las arbitrariedades se multiplican porque no existe una cultura de atención a las personas con discapacidad, señaló la regidora María del Refugio Lugo Jiménez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Grupos Vulnerables y Asuntos Indígenas. La edil presentó una solicitud ante el alcalde Jorge Astiazarán Orcí, para incluir un intérprete de señas en todos los eventos públicos del gobierno municipal de Tijuana. La entregó a principios de 2015, pero hasta la fecha no se ha subido a la consideración de Cabildo. Fue por ello que en la pasada asamblea edilicia, efectuada el pasado lunes 10 agosto, Lugo Jiménez optó por llevar y pagar del presupuesto que su comisión dispone, dos intérpretes de señas, quienes tradujeron lo expuesto durante las casi dos horas que duró la sesión. Previo al inicio, la regidora advirtió la presencia de los traductores, haciendo hincapié la falta de atención a su solicitud y sensibilidad para fomentar una cultura de inclusión de los discapacitados.