C. Codirectora del Semanario ZETA. — Los firmantes, hasta hoy miembros del Consejo Estatal de Morena, anteponemos las gracias por publicar lo siguiente: En cada oportunidad donde al interior del partido fue posible denunciamos, criticamos y rechazamos (cual consta en actas y otras relatorías) el carácter faccioso impuesto sobre el quehacer partidario en Baja California. Con igual sentido una y otra vez exhibimos el sello tricolor encarado sobre Morena de parte del grupo de potentados conducido por el priista ex gobernador Leyva Mortera, su jefe de operadores Jaime Bonilla y ciertos endiosados dirigentes nacionales que bajo la mudez de líderes locales, obviamente promocionados por el mismo círculo priista, de principio a fin han hecho de la organización lo apetecido a sus intereses. <p>Inaugurada la estructura estatal con la etiqueta tricolor (2012), el debut electoral (2015) por inercia respondió a una misma consigna que, para envidia del mismo PRI oficial, designó por dedazo a candidatos incondicionales a los hombres fuertes de Morena. Es en aquellas dominantes condiciones que hemos resuelto renunciar a Morena persuadidos de que los idearios y principios proclamados son simple simulación. Nuestra irrevocable renuncia podrá valorarse de diversa manera, menos de oportunista, pues nos retiramos no cuando el barco se hunde, sino de acuerdo al canto de las sirenas, al momento de flotar “fuerte y victorioso” por la votación recién lograda. Finalmente estamos ciertos de que Morena no merece militantes como nosotros tanto como nosotros mucho menos merecemos formar parte de un organismo político que fluctúa entre lo mismo y lo peor. Atentamente. Antonio Medina de Anda Apolonio Rodríguez Sixtos Jorge Castillo Inzunza Óscar Francisco Salazar Santacruz