Dos náufragos en una barca solitaria, creyendo que nadie los va a rescatar, uno de ellos empieza a gritar: – ¡San Lázaro, San Lázaro, sálvame! ¡Si me salvo no vuelvo a fumar nunca, ni vuelvo a tomar, ni a fornicar, ni a drogarme! De pronto le grita el otro: – ¡No prometas más cosas, se acerca un barco! Autor: El capitán del barco