Quien lo conoce de cerca, sabe que se trata de un hombre vanidoso. De hecho cuando Jorge Ramos fue alcalde de Tijuana (2004-2007) contrató a fotógrafos profesionales para que renovaran su imagen que se distribuiría en propaganda oficial. Cambio de corte de cabello y de peinado se aderezaron con una dieta con la que rebajó varios kilos. Eso fue casi en el último año de gestión. Bueno, tan importante es para el político y hoy diputado federal por Tijuana la apariencia y aceptación pública, que las imágenes tomadas en aquel entonces, las subió a su red social para que la ciudadanía diera el “visto bueno”. Contrastando con su perfil “fresco y moderno”, en la Sala de los Presidentes del Ayuntamiento de Tijuana, hay una serie de retratos de los ex alcaldes firmados por Sánchez Rubio, donde destaca por la manipulación de la imagen, el cuadro de Ramos, a tal grado que funcionarios que “admiran” las fotos de los ex alcaldes de Tijuana comentan que “hasta se ensañaron con Ramos”. Y es que en la imagen, aquí presentada, el panista luce con la cara desencajada, boca chueca y un ojo más arriba que otro. Su rostro está contiguo al del ex alcalde priista Carlos Bustamante, de quien, para colmo, uno de los visitantes a la sala dijo: “Hasta salió mejor que Ramos”. ¿Será que el artista contratado para retratar a los ex alcaldes no es panista? O de plano en la administración tricolor, se ridiculiza a la oposición.