Con la edad de la creación, la brillantez de una estrella, su voz, melodiosa canción y la figura más bella. Hay ternura en su mirada, magia en sus manos, pues curan, procura estar preparada con gran sonrisa se apuran. Se siente feliz en la vida, quiere ser buena maestra, suele ser la mejor amiga, con ejemplo se muestra. Se desvive en los detalles preparando el alimento, nos advierte de la calle los peligros del momento. Que hay un perro callejero, un malandro roba chicos, del vecino peleonero y de los carros fortuitos. La de un libro su sapiencia, De un erudito su ciencia, si nos corrige lo piensa, hace gala de paciencia. Enseña a cuidar los dientes y a no expresar groserías, si se te aflojan, lo sientes, pues un revés nos darías. Sus palabras siempre alientan y su voz es vitalicia, con amor nos alimentan, su mirar nos acaricia. Más bonita que una flor, linda como una sirena, valiosa como un favor, hermosa si está serena. Me enseña a escoger amigos, me pide tener cuidado, quiere caminar conmigo, quiere estar a mi lado. Algunas son muy tranquilas mas de pronto se transforman, ¡no les toquen a sus hijos! y no transgredan las normas. Para el niño es su cariño, el corazón de su hombre, con ella casi no riño, luna, encerró su nombre. Con una bella sonrisa y su vistoso lunar se me olvidaron las prisas, por su glorioso mirar. Siempre son muy hacendosas, les gusta limpiar el hogar, pero también son piadosas, a un hambriento le dan lugar. No le gustan las cosquillas, pero se ríe a carcajadas, son bien ricas las tortillas de harina que nos preparas. Te doy mi l gracias, mamita, del amor que me brindaste, en tu honor gasto la tinta en mi poesía, al recordarte. Hijas y nietos marcharon, la casa se siente sola, los recuerdos se quedaron, se hacen más largas las horas. Ésa es la ley de la vida, en busca de su destino vivirán en casa nueva y tendrán otro camino. Para que sepan mis hijas, su madre no las olvida, si una se volvió canija, el cariño es de por vida. Ahora es tiempo de que siembren el amor o tempestades, cosecharán eso siempre si alcanzan nuestras edades. El amor será su aliado, pues la muerte es muy humana, que sin o se han alineado recuerden a sus hermanas. Pues si le ayudas a ellas a mí me estás ayudando y si las miras tan bellas a mí me estás halagando. Porque si en vida no das no te preocupes del muerto, ni hambre ni frío sentirá, ya no cosecha del huerto. No gasten en mí, ya inerme, porque es dinero tirado, ve a casa, descansa y duerme, ¡ayuda al necesitado! Joel Vizcaíno Parra Tijuana, B.C.