El domingo 12 de julio, horas después de la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la procuradora general de Estados Unidos, Loretta E. Lynch, dio a conocer oficialmente su posicionamiento ante el suceso. “Compartimos la preocupación del gobierno de México respecto al escape de Joaquín Guzmán Loera ‘Chapo’ de una prisión mexicana. Además de los crímenes en México, él enfrenta múltiples cargos por narcotráfico y crimen organizado en los Estados Unidos”. La funcionaria de primer nivel reiteró: “El gobierno de Estados Unidos está listo para trabajar con nuestros socios mexicanos para brindar asistencia que pueda ayudar a su pronta recaptura”. Para el jueves 16, la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) había emitido una nueva ficha ubicando a Guzmán Loera como fugitivo internacional que enfrenta cargos en el Distrito de Arizona, Distrito Oeste de Texas, Distrito Sureño de California y los distritos del Este y Sur de Nueva York. Además, hay acusaciones en San Diego, El Paso, Chicago, Florida y New Hampshire contra el capo sinaloense. Concretamente en 2009, cuando Guzmán Loera y 35 miembros del Cártel de Sinaloa fueron acusados en Chicago por tráfico de heroína y cocaína, el entonces procurador del Distrito Norte de Illinois, Patrick J. Fitzgerald, consideró cada uno de esos casos como “la conspiración para importar drogas más significativa que se ha presentado en Chicago.” Y cuando el hoy subdirector administrador de la DEA, Jack Riley, encabezaba la agencia en Chicago, reportó que en conversaciones que fueron intervenidas, el narcotraficante de nuevo prófugo estaba dispuesto a pagar por su cabeza. Esta semana la Comisión Anticrimen de esa ciudad consideró a Guzmán Loera “Enemigo Público Número 1”. El miércoles 15, Riley declaró a CNN: “El cártel liderado por ‘Chapo’ es, probablemente, la organización criminal mejor financiada y violenta que hemos visto, con recursos ilimitados tanto para sobornar, corromper y transportar. “Así es que ahora nuestro trabajo en el caso particular, al igual que como fue hace más de un año cuando lo capturamos, es usar cada herramienta legal que podamos, cooperar con nuestras contrapartes, y poner los pies en la tierra. La cacería de nuevo ha comenzado”. Por su parte, Roberta Jacobson comentó en una audiencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para evaluar su nominación como embajadora de Estados Unidos en México, que el gobierno de su país está “increíblemente frustrado y decepcionado” por la fuga de Joaquín Guzmán Loera del Penal Altiplano. Además, expuso ante los legisladores que de ser confirmada en el puesto, buscará el reforzamiento de la cooperación entre ambas nacionales por medio de la Iniciativa Mérida, dado a que “ninguno de nosotros puede hacer las cosas solos”. “El Departamento de Estado ha forjado fuertes asociaciones para mejorar la seguridad civil en las áreas afectadas para combatir tráfico de drogas, crimen organizado, corrupción, tráfico ilícito de armas, lavado de dinero y demanda por drogas en ambos lados de la frontera”, reiteró Jacobson. En marzo de 2013, en una entrevista que ZETA sostuvo con Jacobson -como secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidente-, expresó en torno a la dificultad, entonces, para capturar a “El Chapo” Guzmán tras haber huido en 2001 del Penal de Puente Grande en Jalisco: “Obviamente es posible, porque hemos visto que ha sido muy difícil capturarlo de nuevo, después de gobiernos de ambos lados de la frontera tratando de capturar a ‘Chapo’ Guzmán de nuevo, yo creo que él tiene muchos recursos, no sé si es como Forbes dice, pero tiene muchos recursos, y a veces el problema es que tiene tantos recursos financieros que se puede evadir la fuerza de seguridad. Yo creo que una lección para todos nosotros, son los diez años en la batalla para capturar o al final matar a Osama bin Laden para los Estados Unidos. Hay mucha gente que dice que Estados Unidos seguro sabe dónde está ‘Chapo’ Guzmán y podemos capturarlo si queremos, pero no es así. Sí queremos trabajar con el gobierno de México en eso, pero a veces es muy difícil, después de diez años de perseguir constantemente a Osama bin Laden, finalmente sí se logró ese objetivo, pero con todos los recursos del gobierno de Estados Unidos y dos gobiernos también. Toma bastante tiempo, así que esas son batallas muy difíciles que tenemos que continuar trabajando, y comunicando a la gente que no vamos a retroceder”. — ¿Está “El Chapo” en la misma categoría que Osama bin Laden? “Bueno, no puedo decir si son semejantes, pero lo que podemos decir es que son igual, solamente en el sentido de que son gente terriblemente mala, intentando dañar a las sociedades, pero con recursos y gente apoyándolos a ellos, muy grande, poderoso y muy difícil de encontrar de nuevo”.