Un funcionario honesto e incorruptible en México es más propio de la ficción que de la realidad, eso lo sabemos todos y sobre todo Enrique Serna a la hora de inventarlo. En su nueva novela negra, “La doble vida de Jesús” (Alfaguara, 2014), el autor propone como personaje ficticio a Jesús Pastrana, un honesto servidor público que por su rectitud hasta le dicen el “Sacristán”. En medio de la corrupción y crimen organizado en México, Jesús Pastrana es solo un síndico, pero tiene un sueño: Desea crear un verdadero Estado de Derecho, pero para eso primero tiene que ser alcalde de Cuernavaca, para de ahí escalar a la gubernatura de Morelos y hasta dirigir los destinos de la nación desde la “silla del águila”. Pero en su camino hacia una Cuernavaca idílica, Pastrana tiene que luchar no solo contra sus adversarios políticos y los grupos del crimen organizado, los Tecuanes y los Culebros, que se disputan la plaza morelense, sino que se enamora perdidamente de Leslie, una “encantadora damisela con buenos modales” que, a diferencia de Remedios, su esposa, sabe saciar al “Sacristán”. “La vida como una tragicomedia” La tragicómica novela “La doble vida de Jesús” ha sido dada a conocer en ciudades como Guadalajara, Distrito Federal, Cuernavaca y León, donde ha gozado de una presentación especial alejada de las clásicas hagiografías: actores escenifican algunos fragmentos de la obra, sobre todo protagonizando a Jesús Pastrana y Leslie, aunque en la XXXIII Feria del Libro de Tijuana, lamentable no tuvo la misma suerte. “Para mí es importante hacer algo más original, más divertido para el público que asiste a las presentaciones que creo que ya están aburridos de que dos o tres escritores hagan un elogio de la obra, porque además han perdido credibilidad esos elogios; entonces, yo lo que trato es de darle una probadita a los lectores de la novela, haciendo una pequeña dramatización, en este caso de un fragmento de la novela con actores que hicieron el papel de Leslie en diferentes lugares, creo que el público reaccionó bien, se divirtió y tuvo una introducción al tema de la novela. Aquí (en Tijuana) no tuve contactos como para conseguirme de un actor que se vistiera de mujer, es un poco problemático”, expresó Enrique Serna en entrevista con ZETA. — ¿Cuál es tu concepto de la estética de lo grotesco en la que se inscribe “La doble vida de Jesús”? “Normalmente es una cualidad estética que nos hace reír y al mismo tiempo nos horroriza, es uno de los sentimientos ambivalentes, ambiguos, que no tienen una interpretación unívoca, y yo creo que es algo que puede enriquecer mucho la narrativa, porque la narrativa busca precisamente crear obras con una pluralidad de significados; entonces, lo grotesco o el humor negro que es más o menos lo mismo, producen ese efecto. O sea, cuando uno logra deslizar por debajo del texto una intención irónica, el lector puede sentir que lo estamos invitando a ser cómplices de un juego, de ver a los personajes en su faceta ridícula y no solamente en su faceta seria o trágica”. — ¿Te ríes cuando estás escribiendo? “A veces sí, te lo he de confesar, sobre todo me reí mucho en una escena de la novela cuando Leslie le confiesa a Jesús que ella mató al que era su jefe de escoltas y, después de hacerle esa confesión, lo sodomiza; en esa escena realmente me reí a carcajadas, creo que era un momento de la novela importante donde había deslizado una intención humorística”.