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sábado, septiembre 21, 2024
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Consagración a México

Definir el problema: Para definir el problema que afrontamos recurriré al ejemplo de una casa. Una casa es un lugar donde una familia puede vivir, convivir, aprender, descansar, amar, tener paz, formarse, reponerse y prosperar. Pero si esta casa, lentamente se va llenando de basura, un puño por aquí, otro por allá y esto no se detiene, después de un tiempo esa casa será un nido de enfermedades, pues el medio ambiente habrá cambiado. La familia que habita en esa casa, primero se sentirá mal, después enfermará y terminará por morir. Lo mismo ha pasado con nuestro país, se ha ido ensuciando y ha llegado al punto en que hemos enfermado como sociedad, necesitamos limpiar la casa o moriremos. Pues en nuestro país la gente que hace el mal, está por todos lados y va sofocando o corrompiendo a la gente honesta, que trabaja y hace el bien. Ahora, en teoría, nosotros podemos limpiar la casa, pero en la práctica sabemos que no hemos sido capaces y ante la constante de vivir la impotencia del cambio, nuestra sociedad va perdiendo la fe y con ella nuestro espíritu de lucha y progreso. La solución: Reconocer que necesitamos la ayuda de alguien más fuerte, necesitamos de Dios. Pero no solo tenemos que reconocerle, hay que pedirle ayuda, claramente, con confianza y de manera formal. Esto se hace por medio de la Consagración. La Consagración es una entrega formal. Necesitamos entregar en las manos de Jesús y de María –nuestro Rey y Reina– el país (el estado o municipio), el cual nos fue entregado como pueblo, lleno de riquezas y hoy lo tenemos lleno de problemas. Si lo entregamos a Jesús y María, nos lo devolverán lleno de bendiciones y esperanzas. Este cambio es conocido en la práctica de manera personal por las personas que han tenido una conversión. Ellos saben por experiencia propia lo eficaz que es entregarle todo a nuestro Señor. Detiene el mal y después nuestros esfuerzos van teniendo éxito ordenándose así la vida. Esta consagración tiene que ser pedida a la Iglesia por la cabeza, que en el país sería el Presidente de la República (en el estado el Gobernador y en el municipio el Presidente Municipal), ya que esta persona representa a todos los ciudadanos y nuestro territorio. La solución no cuesta dinero, solo un acto de humildad de nuestro representante al reconocer que necesitamos de Dios, y de valor para no detenerse por el temor al “qué dirán”. Somos mexicanos y la Virgen María vive en nuestro país. Necesitamos que nuestro país sea consagrado a Jesús y a María en la Basílica de Guadalupe. Somos aproximadamente el 80% de católicos en México, somos una sociedad que cree en Dios y necesita de Dios. ¿Qué puedo hacer yo como individuo? 1ro. Pedir en nuestra oración que Jesús nos defienda. 2do. Orar por nuestros gobernantes y pedir par que se dé la Consagración en México, pidiendo a María Santísima su intercesión. 3ro. Mientras la consagración se da, hacer obras de misericordia, oraciones y ayuno en desagravio por las ofensas cometidas a Dios. 4to. No seguir el juego a las personas que hablan mal de nuestros gobernantes porque cierto o no, en nada ayuda y solo consigue que nuestros gobernantes endurezcan su corazón y nosotros llenarnos de amargura.  5to. Difundir esta solución, hablar con quien escuche, que se sepa que hay una solución y cuál es. 6to. Mandar cartas respetuosas, claras y breves a nuestro gobernante pidiendo que solicite la Consagración a la Iglesia católica. 7mo. La persona que tenga la oportunidad de hablar con nuestro gobernante, que le solicite, pida a la Iglesia católica la Consagración. Casimiro R. Flores

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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