Un grupo de científicos congregó al sector público y a la Iniciativa Privada pesquera de Baja California, y analizan el impacto que tendrá en esa actividad el incremento de la temperatura entre 3 y 4 grados Centígrados a partir del próximo septiembre en el Océano Pacífico y Golfo de California, según pronostica la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). En la reunión para generar un estudio en las pesquerías ante la influencia del fenómeno climático “El Niño” y otros posibles futuros escenarios, Matías Arjona Rydalch, titular de Secretaría de Pesca y Acuacultura de Baja California (SEPESCA), controló el encuentro en el que se establecieron acuerdos que de llevarse a cabo como lo sugieren los científicos, lacerarán la economía del sector empresarial. El fenómeno “El Niño” se caracteriza por el calentamiento del Pacífico oriental y provoca lluvias por encima de lo normal, pero a la par, el cambio climático genera condiciones que provocan huracanes y tormentas que serán atípicos en la región. Una de las propuestas de Óscar Sosa-Nishisaki, miembro del Departamento de Oceanografía Biológica del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) es redirigir la industria pesquera, dependiendo de la disponibilidad de productos marinos, a fin de evitar la imposición de vedas. “Se tiene que hacer con información científica y no porque ‘mi compadre acaba de ser nombrado equis funcionario de Pesca y me va a dar un permiso’, eso debemos de acabarlo”, dijo. Planteó que, por ejemplo, el calamar gigante se descontroló en las aguas de Ensenada, debido a que había muchos “compadres” sentados en la mesa y no hicieron un control adecuado para manejar la pesquería de la mejor manera. Comparó México con Estados Unidos, donde este último tuvo que cerrar la pesca de sardina por un par de años para la parte norte, como medida extrema para recuperar la población. En Baja California la sardina es el principal producto que usan las empresas para la engorda de atún aleta azul. Anteriormente se industrializaba a manera de harina para alimento a crustáceos de cultivo, pero el mercado se desvaneció. Gilberto Gaxiola Castro, investigador del CICESE, habló sobre los cambios en el ecosistema marino de Baja California y refirió que la predicción de la NOAA es la llegada de un “Niño” moderado o intenso en 2016. Recordó que el fenómeno más fuerte que se ha registrado en el Pacífico mexicano fue en 1997 y 1998, en los primeros 100 metros de la superficie, dejando como consecuencia un menor número de organismos superiores. Recapituló que en ese año el calentamiento inició en el Pacífico oriental y se extendió en el Pacífico, de tal manera que Alaska y Canadá se beneficiaron porque el invierno fue menos crudo, mas para la pesca del salmón hubo efectos negativos. Abulón rumbo a la extinción Las variedades de abulón de vida silvestre son el amarillo y el azul, mientras que el negro prácticamente desapareció y el rojo es el único que se cultiva en ranchos del sur del municipio de Ensenada. Una lata de 400 gramos de abulón tiene un costo aproximado a 100 dólares. José Julián Castro González, director del Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP), se refirió al calentamiento del mar en el Pacífico nororiental y sus posibles consecuencias para el otoño-invierno 2015-2016. Mencionó que las áreas donde se encuentra abulón, son la Isla de Todos Santos e Isla Guadalupe, así como El Negro en Jatay, que es una reserva nacional. El Haliotis es regulado bajo la NOM-009-PESC-1993 y es la segunda pesquería más importante a nivel mundial, luego de la langosta. Los años cincuentas fueron mozos para esta pesquería que extraía hasta 6 mil toneladas por temporada, pero varios factores naturales y de sobreexplotación terminaron por mermar el abulón y, en 2001, hubo poco menos de 500 toneladas hasta caer drásticamente a menos de 100 toneladas en 2014. Y las estimaciones de este año van hacia abajo. “Es una pesquería en tinieblas”, describió para resumir el deterioro de entre 27 a un 60 por ciento en comparación a décadas pasadas. “Estos son valores reales y se toman decisiones de cuota, misma que está en corresponsabilidad entre grupos pesqueros y nosotros”, concluyó. En cambio, la Secretaría de Pesca ofreció datos optimistas de esta especie y asegura que la producción de vida silvestre está por encima de la captura, lo que sugiere una recuperación. Benigno Hernández de la Torre, consultante de Bio-Geo-Climatología y Ecología Marina, enfatizó que no todo el calentamiento viene del fenómeno de “El Niño”, aun así, las condiciones según su modelo en el que muestra el comportamiento de la temperatura diaria en el mar desde principios de 2014, es un indicador de que el brazo bajacaliforniano está amenazado por las altas temperaturas. Más tormentas Gaxiola Castro sostuvo que otro proceso natural que puede recibir influencia del cambio climático son los eventos climáticos extremos, como en este caso, el océano que se calienta más y, por lo tanto, aumenta la probabilidad del impacto de tormentas tropicales en Baja California. “En este año el huracán ‘Blanca’ fue la primera vez que en un junio extiende las tormentas más al norte, porque siempre han entrado por el sur, entre septiembre y octubre pero nunca en verano, pero como el océano está caliente existe mucha probabilidad de que estos meteoros bajen más a la parte norte”, refirió. En contraparte, hay una corriente fría de California que estudian para conocer si puede contraatacar el efecto, pues cuando cambian las características físicas del mar, a la par se modifican las abundancias de peces en el mar. Los intervalos de temperatura en el mar donde se encuentra mayor proliferación de comida es entre los 15 y 16 grados Centígrados, mientras que en las calientes, es de 23 a 26 grados y la presencia es menor porque la biomasa no sobrevive. La sardina también se acaba La captura de sardina está en un vaivén en ambos polos costeros del municipio de Ensenada, donde los registros de captura que se tienen desde el año 2000, varían desde poco más de 53 mil toneladas en 2004, a cerca de 78 mil en 2008 y 52 mil en 2014. Para Sosa-Nishisaki, el ciclo de vida de los pelágicos es claro y la supervivencia de los huevos, además de las larvas, está a expensas de las características oceanográficas del entorno. Ejemplificó la corriente de California, con vientos que atraen nutrientes desde el fondo hasta la superficie para enriquecer de clorofila el agua, y que se distingue por el color que le da al mar, a su vez, proporcional a su nivel de productividad. “Con ‘El Niño’ la surgencia sí se da, pero lo que pasa es que la inyección de nutrientes hacia el medio ambiente se disminuye, y eso produce que haya menor alimento para las larvas”. La subpoblación de sardina se distribuye en el norte, en Ensenada, y a la mitad de la Península de Baja California, frente a Bahía Magdalena, mientras que hay una tercera mancha de sardina “Monterrey” en el Golfo de California. La movilidad depende de la estacionalidad. “Una recuperación la veo difícil cuando pescamos en la sección norteña en la región. Ese proceso no tiene freno, se está complicando con este fenómeno que se nos está presentando, va a producir que las condiciones no sean favorables y vamos a tomar decisiones, mientras que en el sector científico estamos abiertos”, advirtió el especialista, quien agregó: “No tenemos un seguimiento a nivel estatal, solo reportamos sardina, pero desde el punto de vista teórico-pesquero, es una situación importante porque no sabemos de qué población nos estamos abasteciendo”. Consideró que las empresas y el sector público tienen que ver con seriedad el problema para que deje de ser como un “amor de discoteca”: “Me acuerdo que por ahí de 1991 o 1992 me tocó hacer un seminario y hablar sobre el efecto de ‘El Niño’ en las pesquerías, pero esto puede ser como que te encuentras a una chica en la discoteca, te diviertes, le prometes de todo, pero a las dos semanas se olvida y pasa lo que ahora está pasando”. El investigador del CICESE reflexionó que ojalá el esfuerzo sirva y renazca la posibilidad de hacer un consorcio donde los científicos expliquen qué es lo que está sucediendo, así como los posibles efectos; de lo contrario, ironizó, en unos años volveremos a hablar de “El Niño”’ de 2053. Langosta, en la incertidumbre Mario Ramade Villanueva, responsable del Departamento de Pesquerías de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas Pesqueras (FEDECOOP), vislumbra un panorama distinto para la langosta. Hasta la fecha no se tiene un registro de que la temperatura del agua desmotive el crecimiento de los juveniles. “Es difícil asociar esta masa de agua y su efecto en el desarrollo en langostas, no está claro”, defendió. Pesca furtiva, otra calamidad La pesca clandestina es el enemigo más cercano de cualquier medida que puedan tomar los sectores que confluyen con la vida en el mar. El secretario de Pesca fue tajante frente al presidente de la Cámara Nacional de Industria Pesquera Acuícola (CANAINPESCA), Juan Morán Sánchez, al advertir que a pesar del cambio climático, nadie puede deslindar culpas y que el reto va más allá de las políticas públicas, así como las prácticas responsables o los pronunciamientos fatalistas. “No podemos negar que podemos tomar medidas inmediatas para atenuar los efectos, y una de ellas, productos de la rentabilidad que ofrece la pesca en Baja California, es el combate sin tolerancia a la pesca furtiva. Porque no podemos acusar a las instituciones de tomar medidas difíciles, como en el caso de las vedas, y esperar que no actúen con energía para castigar el saqueo indiscriminado de especies en nuestro litoral”, indicó. Sobre las capturas entre enero y octubre de 2014, según el Sistema Nacional de Información para el Desarrollo Rural (SNIDRUS), entre las 250 unidades pesqueras y acuícolas en Baja California se cosecharon más de 87 mil 250 toneladas de productos marinos, con un valor comercial de mil 48 millones de pesos. Una riqueza que cada vez se ve más limitada.