Así lo contempla la Iglesia Católica: en la muerte de las rusas todos somos culpables”. Y acusa que como sociedad permitimos que circule la droga en la comunidad. Hay muchos ejemplos y sucesos para que el Arzobispo de Tijuana señale esta descomposición social entre los bajacalifornianos, como por ejemplo la muerte de madre e hija provocada por su hija mayor, hijos que intentan asesinar a sus padres, hermanos que matan a su hermano, esposos que asesinan a su esposa e hija. Esto sale casi a diario en los medios. Todos estos sucesos son provocados por personas que tienen adicción a la drogas. Tiene razón el prelado eclesiástico: la sociedad de bien debemos, por el bienestar de nuestras familias, ser adictos a la denuncia. Nos vale como ciudadano ver un centro de distribución de droga. Este comportamiento nuestro ha sido la causa de la proliferación del narcomenudeo en nuestra ciudad, y por esta causa hoy estamos a merced de los drogadictos que deambulan por las calles, que se les hace fácil asaltarte, golpearte, robarte tu vehículo, introducirse a tu hogar para robarte y si te opones hasta te matan. Todo por culpa de una sociedad despistada que no quiere comprar broncas. Pero la alcahuetería de la sociedad ha causado otros daños irreversibles, claro con su participación, como es la corrupción en todos los niveles de gobiernos. Hemos permitido y consentido y a veces hasta participado para que seamos uno de los países más corruptos del mundo. El arzobispo no está errado. Y yendo más allá, nuestro país está en una debacle social, política y económica, por los males permitidos por los ciudadanos y autoridades, como es la drogadicción, corrupción e impunidad, que son los cánceres que nos aquejan y los culpables de la pobreza, la inflación y devaluación, porque los tres primeros no dejan que nuestro país alcance los niveles de prosperidad que debe de tener, ya que se cuenta con los mejores recursos naturales que otras naciones no tienen, pero eso sí, en México tenemos una sociedad que permitimos nos droguen a nuestros hijos, que nos roben, permitimos malas políticas sociales y económicas de nuestros gobiernos, la corrupción y la impunidad. Todos somos culpables porque nos estamos auto-destruyendo. Ramón Rosendo Otañez Sánchez Tijuana, B.C. Correo: otanez@live.com.mx
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