Como si fuéramos los electores y ciudadanos en edad de cumplir un mandato legal, que no es impuesto por la constitución general de la república, cumplamos como espadachines de la reina, que representa la patria mexicana: como súbditos aprestémonos, a defenderla de todos los males que le acechan y que ponen en grave riesgo su reinado. Ya en términos político electorales, debemos aceptar la realidad y la falsa postura de los partidos políticos; ahora el partido en el poder, es la liga nacional deportiva y los bancos que representan al banco mundial –son la FIFA y cada partido es un club, donde el presidente de cada partido político es el dueño de un equipo y el territorio nacional representa el estadio donde todos los equipos se enfrentan unos contra otros–, sin pagar renta por ocupar el estadio. Los espectadores en este caso, son los ciudadanos que con sus caros impuestos pagan por ver un juego burlesco, porque todos se tiran la bolita y se agreden salvajemente. La porra es el pueblo pobre que no tiene para pagar por ver dicho juego, pero es invitado por los dueños de cada equipo. Porque será quien avale con sus aplausos el triunfo del mejor equipo, ganador del torneo nacional, o mejor dicho elección federal; lo antes dicho es la parte chusca de un suceso diferente y real, aunque se parezca a un partido de balompié, donde todos se pelean y se tiran la bolita. Finalmente deseo sugerir que asistamos el día de la elección –y votemos por un candidato, sin pensar en equis partido político, es mejor votar así–, el poder que le demos a un funcionario será el eslabón de una cadena que enlazará a cada funcionario para que permanezca unido en el Congreso de la Unión después de la elección. Vicente Martínez Méndez Tijuana, B.C.
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