Señor Jesús: yo acepto, quiero, amo, rescato, recibo y deseo ser el padre (madre) de todos y cada uno de los bebés abortados, de los de antes, ahora y después, sin tiempo ni espacio; hazlos caber en mi corazón, a todos esos niños que fueron despreciados. Con tu permiso, Jesús, los recibo en mi corazón y quiero tenerlos junto a mí, como hijos muy queridos, esperados y buscados. Jesús mío, te suplico que sus almas y espíritus dejen de padecer, me ofrezco como padre (madre), terreno de todos ellos. Puesto que en el cielo, te tienen a ti y a tu amada mamita María. Amén. Tomado del libro “Código Roma”. Roberto Robinson Soler Tijuana, B. C.