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sábado, octubre 12, 2024
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Margarita, ser o no ser

Margarita dice una cosa y luego otra. Busca y rebusca, no encuentra y se inventa. Pareciera que Margarita Zavala no sabe a ciencia cierta qué es lo que quiere. Al menos eso se percibe de sus comunicaciones videograbadas para oídos y ojos de muchos en  YouTube. Y de hecho en las entrevistas que aquí y allá concedió cuando andaba de campaña abrazando con su aplomo de ex primera dama, a los candidatos del PAN a la Cámara de Diputados y a los Gobiernos de nueve Estados. Primero quiso Margarita ser candidata a Diputado Federal, sin remilgos buscó serlo por la vía plurinominal o por la ruta de mayoría relativa buscando el voto casa por casa en una demarcación federal determinada. Pero no hubo mejor rechazo político que el que le concedieron a ella quienes hoy, desde turbios pactos, negociaciones y concertacesiones con la oposición, el gobierno y quien se deje, maneja el Partido Acción Nacional y que son comandados por Gustavo Madero, quien con enorme cinismo político, dejó momentáneamente la Presidencia Nacional del PAN para “buscar ganar” una candidatura a Diputado Federal, que, por supuesto, le fue entregada. Margarita se quedó sin candidatura a Diputado Federal y no se amilanó. Con la frescura que la caracteriza, sin aspavientos y con una apertura que a los panistas distintos a su grupo les parece un tanto posada, se dedicó a hacer campaña para todos los candidatos de su partido a la Cámara Federal. Sin menospreciar, claro, la oportunidad de los reflectores para hablar de su proyecto. Así comenzó a plantear la probabilidad de contender por la Dirigencia Nacional del PAN, para cambiar “reconstruir o construir” el partido desde adentro. Mucho de su interés tenía que ver con la división interna aun cuando no reconocida por ella, que llevó a los panistas a la onda grupera, al reparto de candidaturas, y a las negociaciones externas, en un evidente desapego de la sociedad que les ha apoyado como partido político. En una entrevista que le hicimos en ZETA los días de la campaña que concluyó el domingo 7 de junio, Margarita no quiso decir sí abiertamente a su aspiración por dirigir el PAN, y cuando le preguntamos si quería ser Presidente de México, tampoco se descartó. De hecho nos pidió que la entrevistáramos más adelante para responder esas dos preguntas de manera directa. No había pasado mucho tiempo de la derrota del Partido Acción Nacional el 7 de junio, cuando ya con mucha viada debido a su recorrido nacional para apoyar a los suyos, Margarita salió, pulcra y enrebozada como es su costumbre, a señalar lo que considera “la peor derrota del PAN desde 1991”, y hacer una crítica a la dirigencia nacional precisamente por el desapego hacia la sociedad, hacia las bases panistas y específicamente hacia ciertos candidatos a quien denunció, abandonaron. Pero la indecisión hamletiana de la ex primera dama, y ex Asambleísta del Distrito Federal y ex Diputada Federal –ambos cargos antes que su esposo fuera Presidente de México- no se detuvo ahí. No había conseguido la candidatura a diputada federal, y debió observar el panorama interno del PAN, que favorece al puro estilo priista -ante la cargada de panistas con cargos de gobierno y puestos de elección- a Ricardo Anaya para contender por la dirigencia del PAN que ya ocupó en lo que Madero se “ganaba” su candidatura a diputado federal, cuando Margarita cambió de decisión una vez más. Oronda, otra vez fresca con rebozo y con un equipo de grabación que sabe tomarle sus lados como si no se diera cuenta, anunció que buscará en el 2018 la Presidencia de la República. O sea, no es la primera cosa ni la segunda sino la tercera. ¿Será esta una decisión ahora sí definitiva? ¿O buscará la siguiente semana ser Presidenta de la Organización Demócrata Cristiana de América? El análisis de la conducta adolescente de Margarita, quizá dé como resultado que la señora tiene muchas puertas para abrir conforme se le van cerrando algunas. No hay diputación, pues hay partido, tampoco hay partido, pues hay presidencia. Pero como ella misma presume que su partido el PAN es el único con elecciones internas democráticas -¿Por qué no ganó entonces la candidatura a la diputación?- antes de las elecciones federales de 2018 –que se ven lejanas ante el fin del mandato de Enrique Peña Nieto- Margarita, si es que para entonces persiste su decisión de buscar la Presidencia de la República, deberá enfrentarse a otros que como ella y aun cuando no abiertamente, buscarán la candidatura a la Silla del Águila. Ahí está el Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, el eterno aspirante Santiago Creel Miranda, alguno de los actuales Senadores o Diputados y hasta algún Gobernador del PAN que se crea, a la distancia, merecedor de tal nominación. No es, pues, un camino fácil el que optó a la tercera Margarita Zavala, pero sí es su abierta aspiración, la puerta política que puede mantener abierta durante los próximos tres años. Con su declaración lo que compró la ex primera dama, son tres años de escaparate público, político y social, para –al estilo Andrés Manuel López Obrador- recorrer el País con causa justa y justificación política de por medio. Ojalá que en el 2018, no salga con que no, que entonces lo suyo sea una Senaduría, porque como dicta la lección shakesperiana, la indecisión es el camino a la tragedia.  

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