De acuerdo con el informe “La Economía de la Frontera México-Estados Unidos en Transición”, preparado por los investigadores Erik Lee y Christopher Wilson, del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, el cual se presentó durante el Foro Binacional de Competitividad en la Frontera México-Estados Unidos el pasado 23 de junio, se debe dotar de tratamiento especial y brindar mayor apoyo a la región fronteriza entre México y Estados Unidos. Algunos datos a destacar del informe arrojaron que, según el censo de 2010: * Hay un total de 14 millones 608 mil 655 habitantes en la región fronteriza. * Un millón de cruces totales diarios. * En 2013 hubo una entrada récord de 5.2 millones de camiones a través de los diversos puntos de la frontera sur de Estados Unidos. * México exporta más mercancía a los estados fronterizos estadounidenses que al resto del mundo. * Las cuatro sub-regiones de la frontera México-Estados Unidos que sostienen el comercio binacional son California-Baja California, Arizona-Sonora, Texas-Nuevo México-Chihuahua y el sur de Texas-Tamaulipas-Nuevo Laredo-Coahuila. El informe emite 26 recomendaciones, las cuales deberán buscar ser discutidas en los congresos de ambos países. Entre éstas destacan: 1. Fortalecer, ampliar y promover a las instituciones que representan e impulsan la economía de la región fronteriza. 2.- Apoyar el desarrollo de mega-regiones binacionales. 3.- Promover la planeación urbana y las comunidades transfronterizas. 4.- Financiamiento al transporte transfronterizo. 6.- Establecer un grupo de trabajo binacional enfocado a la educación. 7.- Impulsar el desarrollo energético, aprovechando la legislación aprobada. 8.- Desarrollar clústers de energía renovable. 9.- Proteger el medio ambiente, a la vez de desarrollar nuevas fuentes de energía. Durante la presentación, Erik Lee enfatizó la necesidad de instituciones que representen a la frontera, “la mala noticia es que la mayoría son bastante disfuncionales”. Señaló casos como el de la Conferencia de Gobernadores Fronterizos que no tiene fondos, personal ni apoyo, además, “no hay seguimiento a lo que piden los gobiernos federales” y el sector privado no tiene cabida en las conversaciones; la Asociación de Alcaldes Fronterizos se encuentra en condiciones similares, pero “es clave porque los alcaldes tiene una visión muy específica de lo que se necesita en la frontera”. Por otra parte, la Conferencia Legislativa Fronteriza sí cuenta con fondos, tienen dos reuniones cada año y un programa de trabajo bastante desarrollado; sin embargo, hacen falta recursos: “Los subsidios federales y las contribuciones del sector privado son posibles fuentes de financiamiento”. Asimismo, Lee señaló que nueve de las 10 capitales de los estados fronterizos se hallan alejadas de la frontera, lo que significa un reto político para las comunidades transfronterizas. Imelda Guadalupe Alejandro de la Garza, diputada del Congreso de Nuevo León y presidenta de la Conferencia Legislativa Fronteriza, comentó a ZETA que, teniendo en cuenta que esta región tiene la magnitud para ser la cuarta economía a nivel mundial, “es muy difícil que los capitales (de los estados) entiendan que la operación diaria y el comercio binacional no es como cualquier municipio”, es competir con una potencia y, si a eso se le añade el 16 por ciento de IVA, se duplica el impuesto del lado mexicano. “Eso inhibe la derrama económica” en las entidades mexicanas. De ahí la importancia de ejercer esta modificación, que hará mayor conexión entre municipios, estados y Federación. Por su parte, el senador Ernesto Ruffo Appel, presidente de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Senado de la República, habló de una iniciativa que se trabaja en Comisiones, la cual permitiría utilizar el Banco para América del Norte como un instrumento de financiamiento a lo largo de la región fronteriza, a pesar de que este nació con el Tratado de Libre Comercio exclusivamente para proyectos de carácter ambiental. “Sí visualizo la oportunidad de incrementarle al banco, para que pueda financiar proyectos de infraestructura en ambos lados de la frontera, el territorio de 300 kilómetros a cada lado de la frontera y que no sea solo ambiental, sino también en asuntos de transportación y de energía, temas de salud y de desarrollo de comunidades. El objetivo es hacerlo en el marco de una zona económica especial, y la idea, como dijo, ha gustado a legisladores de los Estados Unidos.