El inexpresivo rostro del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en su primera visita a Ensenada, daba la impresión de alguien que llegó a cumplir un compromiso oficial. Envuelto en la tensión y la indiferencia estuvo el acto para conmemorar el Día de la Marina Armada de México, con el lanzamiento de una ofrenda floral en memoria de los caídos en cumplimiento de su deber. Solo un par de ocasiones se le vio sonreír a Peña Nieto. Con una mirada perdida en el horizonte cumplió y dejó la incertidumbre de su visita a pesar de los más mecánicos que animosos aplausos que le dedicaron en repetidas ocasiones los invitados a las tres actividades del lunes 1 de mayo. A diferencia de anteriores sexenios, cuando los presidentes panistas Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa además de asistir a los actos protocolarios dormían en el puerto atraídos por el vino y las riquezas de San Quintín, el presidente priista no encontró en la ciudad ningún atractivo para quedarse. La logística no se equivocó, semanas antes personal del Estado Mayor Presidencial recorrió la ruta que seguiría el Presidente para que todo saliera conforme a la agenda. La navegación se cerró un día anterior mientras las calles quedaron cerradas a la circulación unos 500 metros a la redonda; sobre el bulevar Costero los negocios de la zona cerrados, las calles y jardines lucieron excepcionalmente despejadas y limpias. Como es costumbre, los mandos navales fueron buenos anfitriones y complacieron a funcionarios de los tres órdenes de gobierno, a empresarios del ramo pesquero, a quienes sirvieron alimentos cocinados por los mismos navales, y bebidas para amenizar la espera en altamar. Peña arribó en helicóptero a las once horas al buque de guerra “Usumacinta” que se encontraba a unas millas náuticas de la bahía luego que el barco zarpara de la Terminal de Cruceros de Ensenada. Vistió camisa azul claro, sin corbata, traje casual y mocasines. Minutos antes tres helicópteros más descendieron en el helipuerto, en dos viajaban medios de comunicación del Distrito Federal y de Presidencia, mientras que en un tercero el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda. Con la seriedad que caracteriza a la Naval Mexicana reverenciaron al presidente y acto seguido subió a la tercera cubierta donde junto al General Cienfuegos Zepeda, el Secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz, el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, Juan José Guerra Abud, Secretario de Medio Ambiente y la Procuradora General de la República, Arely Gómez González, depositaron la ofrenda. Cinco minutos duró el acto donde el presidente no tuvo participación. Alrededor del “Usumacinta” una veintena de barcos de guerra, pesqueros, de rescate de la Armada de México y grúas de la Administración Portuaria Integral (API) custodiaron la seguridad de Peña hasta que descendió en la misma Terminal de Cruceros para después subir para abanderar el ferry San Jorge de la empresa Transportes de Baja California Sur, que dará servicio de transporte a los puertos de La Paz, Baja California Sur, hacia Topolobampo y Mazatlán. La nave viajó desde el mar del norte para ingresar al Atlántico, cruzar el Canal de Panamá y llegar finalmente por el Pacífico hasta Ensenada. Tras un recorrido por la Expomar en el Centro Estatal de las Artes (Cearte), Peña llegó finalmente al comedor de la II Segunda Región Naval, donde unas mil personas lo esperaban para compartir el pan y la sal. Para los invitados hubo un menú de cinco tiempos entre los que se incluyeron frutos rojos y vegetales de la región, pescado, carne y vino de la bajacaliforniana Monte Xanic. Entre los orgullosos asistentes se encontraba el senador Ernesto Ruffo Appel, quien entregó una tarjeta a Peña Nieto para que reconsidere el proyecto portuario de Punta Colonet; el alcalde de Ensenada, Gilberto Hirata Chico, que aseguró le entregó una carpeta con proyectos hidráulicos para la ciudad; Benito Sarmiento, director general de Baja Aquafarms, el Comisionado Nacional de Pesca (Conapesca) Mario Sánchez Aguilar, el Secretario de Pesca en Baja California Matías Arjona Rydalch, el Secretario de Turismo Óscar Escobedo Carignan, el diputado federal priista Ricardo Medina Fierro, así como algunos deportistas, entre ellos el gimnasta olímpico Daniel Corral y el boxeador José Guardado. El gobernador le dio la bienvenida al jefe de la nación y en su participación evadió los temas de inseguridad en Baja California, o los del conflicto social y laboral como el de San Quintín o los maestros sindicalizados, y por el contrario habló de proyectos de infraestructura como un ferrocarril que conectará al municipio de Tecate con El Sauzal, así como con Tijuana. Vega de Lamadrid además aseguró que la recuperación de la economía en Estados Unidos impulsa la industria y manufactura. “Señor presidente, ésa y otras obras darán a nuestro estado un poderoso impulso en logística y movimiento de carga donde todos los agentes económicos de la región agilizarán las importaciones y exportaciones”, le dijo al mandatario. El mandatario estatal aduló: en repetidas ocasiones a Gerardo Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT): “Estamos agradecidos, siempre pendientes como le he dicho, para que las cosas funcionen tenemos que trabajar de la mano sociedad y gobierno, no hay otra forma que nos pueda dar un éxito que eso”. El discurso de Peña Nieto fue fluido, salvo en una ocasión que confundió el mes de junio con “juno”: “Sector marítimo nacional, quiero desde aquí expresar mi más amplia felicitación a todo y aquellos que hacen de la actividad marítima una que les permita éxito y desarrollo, hoy primero de juno… digo de junio, Día de la Marina, reciban mi más amplia felicitación”. También mencionó las bondades turísticas de Ensenada, reconociendo a los elementos de la Secretaría de Marina, quienes “surcan” las aguas del país para salvaguardar la soberanía e impulsar la pesca, el turismo así, como la industria petrolera internacional. “Como Capitán Supremo de las Fuerzas Armadas y Marítimas de México, es un gran orgullo y un privilegio felicitar a los marinos en su día. Este día rindo homenaje a quienes sirven a México desde sus mares. Es un gran orgullo y un privilegio felicitar a los marinos de México en su día desde el municipio más grande de México, territorialmente, Ensenada, tierra reconocida por su gastronomía, su desarrollo vinícola, y su actividad portuaria”, leyó. Estimó que la superficie marítima tiene una extensión de 3 millones 150 mil kilómetros cuadrados, “para dimensionar la magnitud de este gran patrimonio, es 1.6 veces la superficie terrestre de nuestro país”. “El progreso de México está íntimamente ligado a nuestros mares y costas desde los años 70, nuestro país ha sido un nativo promotor internacional de derecho del mar y en 1976 estableció en la Constitución una zona económica exclusiva de 200 millas náuticas con plena soberanía con nuestros recursos naturales”. Cerró su intervención con la posibilidad de que esta ciudad sea el primer “Puerto Verde” a nivel nacional y que dicho distintivo será un ejemplo para el resto de los estados, si en los próximos meses logra alcanzar los objetivos fijados, mismos que vino a repetir, pues hace un par de meses las autoridades correspondientes ya habían presentado el proyecto. “Será además el primero a nivel nacional en certificarse, esto significa que contará con elevadas normas internacionales para tener una operación portuaria sustentable y amigable por el medio ambiente”, concluyó al momento que los asistentes ovacionaron sus palabras. Una vez que terminaron las intervenciones, la prensa tuvo que salir del comedor para iniciar la degustación de los platillos y terminar a las tres de la tarde partiendo de las instalaciones navales en helicóptero hasta el aeropuerto Militar de El Ciprés. Las manifestaciones que Peña ni vio ni escuchó en Ensenada La visita del Presidente Enrique Peña Nieto el lunes pasado fue como un episodio de la vieja serie norteamericana “El Crucero del Amor”. A bordo del Ferry Usumacinta, al que el mandatario de la nación arribó en helicóptero, todo fueron palabras bonitas, agradecimientos y cebollazos mutuos, entre el gobierno federal y el gobernador Kiko Vega. El gobernador Vega agradeció al presidente, a la secretaría de pesca, a la del medio ambiente, a la secretaría de turismo y a cuanta instancia federal se le ocurrió, reconociéndoles la atención, la comunicación, la preocupación que desde Los Pinos han tenido por la entidad. Agradeció el gobernador la gestión para el puerto de El Sauzal y el ferrocarril Ensenada-Tecate, a la SCT agradeció “por echarnos la mano”. Totalmente acaramelado Kiko se postraría ante Peña: “Por esto y mucho más, estamos muy pero muy agradecidos”. Mientras que el alcalde ensenadense, Gilberto Hirata Chico, tan distante de Ensenada como el mismo Presidente Peña, se limitó a posar para las fotos y subirlas a las redes. Para otros, tal acto de conmemoración del Día de la Marina, igual parecía un capítulo de la serie “La Isla de la Fantasía”, donde no existe la explotación de jornaleros en San Quintín, los maestros exigiendo sus pagos atrasados, las transas de los titulares de pesca en la entidad, las calles destruidas, y en fin, ningún problema de esos que afectan a los terrenales y que evidentemente no tocan al Presidente, que literalmente llegó flotando, primero en el aire y luego en el mar, pero sin aterrizar jamás en Ensenada y sus broncas. Para no interrumpir la idílica recepción entre el presidente, gobernador, funcionarios federales y estatales, así como empresarios que aplaudían gozosos ante las “buenas nuevas” traídas por Peña, decenas de granaderos y elementos del Estado Mayor Presidencial se encargaron de sitiar varias cuadras a la redonda de la Segunda Zona Naval. Primero en el Cearte, luego fuera de las propias instalaciones marinas, decenas de manifestantes tenían para recibir a Peña con reclamos, mentadas de madre, gritos y toda suerte de manifestaciones de repudio de las que el presidente no se enteró. Un centenar de jóvenes de Colectivo Estudiantil Cimarrones le coreaban cánticos como “¡Gaviota, te casaste con un estúpido!”, “¡Peña es un fascista!”, “¡A dondequiera que vayas chinga a tu madre!”, o simplemente “¡Fuera Peña!”. Pero lo pronto los replegaron un centenar de granaderos y otros tantos marinos. También los maestros de la sección 2 del CNTE a los que aún no les han saldado sus pagos atrasados, tuvieron consignas para el Presidente y el gobierno estatal, gritando que una vez más los volvieron a engañar. El comentario entre muchos de los presentes era que los grandes ausentes eran los líderes jornaleros de San Quintín que ese día, curiosamente, fueron llamados a la Ciudad de México por parte de Gobernación, por lo que ese 1 de junio ni los afectados se acordaron del polvorín que significa San Quintín. Lo mismo con los líderes empresariales, que deslumbrados ante la figura del mandatario del país, y agasajados con comida de ocho tiempos y buenos vinos de Monte Xanic, dejaron para otra ocasión sus dramas y reclamos para las políticas fiscales y económicas del gobierno federal. La lloradera la cambiaron por aplausos. Envuelto en una enorme burbuja, el tour de Peña Nieto por la entidad sería como lo describió un conductor de televisión: “Como una boda o fiesta de chilangos, de los que llegan al Valle de Guadalupe, comen, se emborracha, se regresan y dicen: ‘Estuvimos en Ensenada’”. Juan Carlos Domínguez