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viernes, septiembre 20, 2024
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La negligencia gubernamental

Los ancianos, las madres solteras, las personas con capacidades diferentes, la niñez, son sectores vulnerables de la sociedad mexicana que solo son considerados en épocas electorales. Las promesas de los candidatos sea al Gobierno Federal, al del Estado, al municipal, o al Legislativo, invariablemente alcanzan a estos sectores de la población. Obvio -a excepción de los niños-, se requiere la credencial de elector. En algunos casos, las promesas se han materializado en paliativos gubernamentales, pensiones paupérrimas para adultos mayores que iniciaron en el Distrito Federal con Andrés Manuel López Obrador, se han replicado en los Estados y en el Gobierno de la República. El recurso económico que no supera los tres ceros, apenas alcanza a los viejos para comprar algún refresco de manera frecuente, porque para las medicinas, les dicen, ahí está el Seguro Popular, para aquellos que no son derechohabientes del sistema de salud social. Aparte, los ancianos han de ir a buscar el cheque, la tarjeta, la dádiva. Abandonados en algunos y dramáticos casos por sus familiares, son utilizados por los gobiernos solo para terminar en asilos inseguros, insalubres, peligrosos. Donde siguen siendo golpeados por el sistema al que sirvieron tantos años. Un asilo, como una guardería, un orfanatorio o cualquier centro, albergue para grupos específicos de personas, deben contar con la seguridad que da la correcta supervisión del Estado sobre las condiciones de estancia, desarrollo, vida y dignidad. A propósito del lamentable, trágico y doloroso destino que tuvieron los 44 ancianos que se encontraban en el asilo “Hermoso Atardecer” en Mexicali, cuando fueron sorprendidos por el fuego, perdiendo la vida 17 de ellos, las autoridades de los tres gobiernos, en lugar de coordinarse y trabajar para que ese tipo de tragedias no se repitan, se echan unos a otros la bronca de la responsabilidad por omisión de cuidados y de la muerte de estos adultos de la tercera edad. Omisión al momento de no tener los suficientes inspectores para garantizar que la Ley, los reglamentos y los requisitos para el establecimiento y desarrollo de un asilo con dignidad, profesionalismo y capacidad en infraestructura y servicios a prestar, como alimentarios, médicos, de limpieza, sean seguidos a detalle. El Gobierno Federal, que ha promovido leyes de trato específico a los adultos mayores, comisiones en el Poder Legislativo, recursos económicos desde el Gobierno del Estado y la emisión de autorizaciones en el municipal, todos son responsables de las condiciones en las que se encontraba el asilo en el Valle de Mexicali, debido a las cuales 17 personas perdieron la vida. Como el caso de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, fue hasta pasado el siniestro que se dieron cuenta que el lugar no contaba -como sucede con el asilo mexicalense- con las condiciones mínimas de seguridad para garantizar la tranquilidad y el buen desarrollo de los infantes. Al igual que aquel trágico caso de la guardería, en las siguientes semanas veremos a los tres gobiernos y a las esposas de los gobernantes, abogando por los ancianos -no con tanto fervor como por el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón-, y sancionando, ahora sí, a quienes desde el abandono del Estado -y en mucho de la sociedad- intentan continuar con el gran esfuerzo de mantener en marcha un asilo, una casa hogar, una guardería y tantos servicios que el Estado ha dejado de proveer y que ha de ser la sociedad organizada, aun con sus muchas limitaciones y carencias, quien provea a estos sectores vulnerados un espacio para el desarrollo en el inicio de la vida, o al final de ella. Un gobierno negligente, y en este caso la conjunción de tres gobiernos negligentes, dan como resultado tragedias como la de la guardería ABC y ahora el asilo “Hermoso Atardecer” en Mexicali. Las administraciones públicas empiezan a actuar después de los terribles acontecimientos. Cuando suceden hechos como el que nos ocupa, son el reflejo de una desatención, del abandono de un sector que requiere de recurso e infraestructura. El gobierno intenta cumplir con la obligación de la educación gratuita erigiendo planteles, pero no garantiza una vejez tranquila con el apoyo a asilos. Ya se ha escrito, y especialmente nuestra colaboradora de Opinionez, Luz Elena Picos, quien es una encarnizada defensora social y crítica del sistema, sobre el destino de los recursos económicos que la Secretaría de Desarrollo Social del Estado tiene para las organizaciones no gubernamentales que se instalan y crecen con dinero público en las áreas donde los gobiernos no han tenido la capacidad de funcionar adecuadamente, como es el caso de asilos, casas hogar, orfanatorios, centros de rehabilitación, centros de instrucción o atención específica; recursos que van a parar no necesariamente donde más se necesitan, pero sí donde conviene al PAN-gobierno, al secretario Magaña o a la elección en turno. Al asilo “Hermoso Amanecer”, el Gobierno del Estado asignó un cheque de 10 mil pesos mensuales, según investigación del reportero Cristian Torres. Diez mil pesos que para la atención de 44 ancianos, el pago de los servicios -particularmente energía eléctrica-, la compra de alimentos y medicamentos, resultan más que insuficientes. Indigna la cantidad, considerando que el doble o triple tienen los secretarios de Estado solo para viáticos de dos, tres personas. El siniestro en el asilo “Hermoso Atardecer” es, pues, el reflejo de un gobierno negligente, que ha fallado en proteger a su sociedad.

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