Va uno de Guasave y uno de Navojoa caminando por el desierto y de repente el de Guasave se encuentra una peseta americana, la observa y dice: “¡Ah! Esto nomás sirve para hablar por teléfono”. Así es que tira la moneda. Muy disimuladamente, el de Navojoa la mira la peseta, se agacha, la agarra, corre, se esconde en un matorral y empieza a decir en voz baja: “Bueno, bueno… ¿quién habla?”. Autor: Un gallego.