En esta guerra sucia emprendida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto y Emilio Chuayffet Chemour, en contra del Magisterio Nacional, solo unas pocas voces de la sociedad se atreven a defender y/o apoyar a nuestros queridos maestros de la República Mexicana. Son más los buenos ejemplos de entrega y dedicación a la labor docente y en lugar de estimularlos se les toma de chivo expiatorio, queriendo responsabilizar única y exclusivamente al maestro de los bajos niveles observados en materia educativa. Cómo mejorar la calidad educativa que se imparte en México, si el Gobierno tan solo te proporciona libros viejos, gis y pizarrón y a veces ni eso. Para todos esos maestros que tienen amor a la camiseta y han hecho de la labor docente un apostolado, nuestro más merecido reconocimiento. A ti, Maestro A ti, mi mejor maestro, responsable y trabajador, mi reconocimiento sincero a tu incansable labor. A ti, que entregas el corazón a todas las niñas y niños de nuestra gran nación, vivas y emotivos aplausos. Siempre estarás presente, a lo largo de mi existencia, pues con paciencia forjaste mi incipiente conciencia. Con tus sabias enseñanzas apartaste de mí la ignorancia y sembraste las semillas del trabajo y la constancia. Aunque tu rostro refleja cansancio y melancolía tu espíritu no se doblega y cumples con tu tarea. Eres un tejedor de ilusiones, que vivirás por siempre en nuestros corazones, como el del que escribe. A ti, Maestro. Francisco Heredia Guzmán Tijuana, B. C.