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viernes, septiembre 20, 2024
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Entre música y letras

Desde hace varias décadas, en Estados Unidos y Europa dejó de ser extraño que una editorial publique a músicos, pero hasta hace un lustro, México seguía ajeno a la idea en toda su formalidad. Con el ímpetu de cambiar el panorama para satisfacer a dicho mercado, generar nuevos lectores y rescatar la calidad que solían tener los libros, Elena Santibáñez creó Rhythm and Books, sello literario que trabaja por llevar su propuesta a más gente. Dedicada profesionalmente a la edición, pese a que estudió Sociología Política, la directora de la editorial tuvo la idea del proyecto en 2008, cuando se dio una pausa laboral para replantearse nuevos horizontes. La decisión la llevó a mudarse de la Ciudad de México a San Diego, California, sin prever que regresaría para echar a andar un ambicioso proyecto, luego de lo que denomina “una afortunada coincidencia de varias cosas”. “Desde hace tiempo  quería hacer algo propio, algo diferente, algo novedoso y contribuir a generar nuevos lectores en México. Se dice mucho que hay pocos lectores en México, que México no lee, pero parte de eso creo que es porque la oferta no es atractiva o no para todos los públicos. Un poco traía eso en la cabeza, entonces confluyeron dos hechos afortunados, además coincidentes en tiempos”, declaró Santibáñez en entrevista con ZETA, para después recordar que el primero de ellos fue la recepción de un correo de Carlos Avilés, bajista de La Cuca, en el que adjuntó un cuento que escribió para su hija. “Me lo mandó como una carta de amigos diciéndome que se lo escribió a ella, para ver qué me parecía. A mí el cuento me gusta mucho y prácticamente con días de diferencia el Sr. González (Rafael González/Botellita de Jerez) me escribe también y me dice que quiere hacer una serie de crónicas y anécdotas para que sus hijas sepan por qué es músico. Me mandó unos textos de lo que quería, cosas de su vida, un poco autobiográficas. Ahí pienso: ‘¡Claro, músicos que escriben! ¿Qué escriben los músicos?’ Después fue una labor de empezar a rascarle y darme cuenta de que casi todos escriben algo aunque no lo saquen, porque al final ellos son músicos, se dedican a la música”. Con una idea muy clara de lo que quería hacer, Elena regresó a la Ciudad de México, donde Carlos Avilés le presentó al compositor Jaime López y, posteriormente, ambos se encargaron de que conociera a Pascual Rey (San Pascualito Rey), quien la puso en contacto con José María Arreola, baterista de La Barranca. De dos eslabones fortuitos, pronto la cadena de contactos creció. Actualmente Rhythm and Books publica el trabajo no musical de músicos profesionales, pero convencerlos no fue cosa fácil: “Lo tomaron hasta como con cierta gracia, sobre todo Carlos (Avilés), que decía que el cuento era para su hija, no con la pretensión de hacer un libro, insistió mucho en que era para ella. Le dije ‘vamos a hacer una cosa, dame chance de hacerte una propuesta, la ves y si de plano no te parece, ya no te insisto’, y aceptó. Invité a Guadalupe Rosas para ilustrar el libro, entendió perfecto la idea y los personajes, y me hizo un boceto que a Carlos le gustó, pero la que dio el sí para hacerlo fue su hija”. “Una Historia como Cualquier Otra” es el nombre del libro de 64 páginas en las que Avilés da un giro diferente a las tradicionales historias de hadas. Mientras que, pese a sentirse escéptico de la propuesta, el Sr. González también aceptó unirse al sello para escribir un texto mucho más voluminoso y que requirió de tiempo adicional en el proceso de realización, ya que éste se cruzó con su diagnóstico de cáncer de médula. Experiencia que en parte también quedó en las 336 páginas que redactó bajo el título “Mi Vida Pop”, ejemplar que además comenzó una sección en la editorial debido a su formato: “Inauguramos una nueva colección que se llama ‘Con Música de Fondo’, en la que pueden publicar autores que no sean músicos, siempre y cuando usen a la música, o sea que pueden ser periodistas, escritores propiamente, ensayistas o críticos de música”. Otro de los libros logrados es “La Ventana y el Umbral” del bajista Armando Vega-Gil, cuyas ilustraciones corrieron por cuenta Sergio Arau y el prólogo lo escribió Francisco Barrios, conocido como “El Mastuerzo”; por lo que el proyecto reunió a todos los Botellita de Jerez. Planteada desde el inicio como una propuesta editorial novedosa con cierto dejo de aventura, por el riesgo que implicó su puesta en marcha, hasta ahora Rhythm and Books ha dado pasos pequeños pero firmes, manteniéndose en ferias en diferentes Estados y tiendas como Gandhi, que han ayudado a la distribución nacional de cada tiraje de 2 mil ejemplares que editan y sus reediciones una vez vendidas las primeras unidades. “Estos libros tienen una de las características que quería que tuvieran, yo sabía que su público inmediato eran los conocedores de esa música y quienes lo siguen, pero también le aposté a un segundo circulo, que es el de los lectores, no el de los músicos,  y lo estoy logrando. Esa parte es de la apuesta, no solo hacer libros novedosos con una propuesta diferente, sino de la calidad que se ha venido perdiendo”. Es por ello que cada uno de los ejemplares que ponen a la venta tiene un proceso de realización tradicional, es decir, se pegan y cosen como se realizaba anteriormente, contienen colofón y sellos metálicos que solían colocarse para su personalización en bibliotecas. Para conocer más de sus detalles, colecciones y puntos de venta, visitar https://www.facebook.com/rhythm.books

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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