El gobierno de Francisco “Kiko” Vega de plano saluda con sombrero ajeno. Y lo hace en el sector cultural. Primero, funcionarios del Gobierno Federal y del XXI Ayuntamiento de Tijuana se quejaron porque la administración de Vega de Lamadrid no aportó ni un solo peso para la realización de la XXXIII Feria del Libro de Tijuana. Incluso el director del Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), Manuel Bejarano, confirmó: “No fue posible hacer una aportación concreta, específica, en este año”. Peor todavía es que ni siquiera los funcionarios estatales acudieron a la firma del convenio que suscribieron el Centro Cultural Tijuana (CECUT), la Unión de Libreros de Tijuana, el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) y la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) el martes 9 de junio, en las instalaciones de la Cámara tijuanense, ante los medios de comunicación. Más claro ni el agua: a Kiko la literatura y la promoción cultural le tienen sin cuidado. Siempre y cuando no haya reflectores de por medio. Pero eso sí, el día de la inauguración del evento librero, el viernes 19 de junio, los funcionarios estatales llegaron corriendo para colarse en la fotografía oficial, entre ellos Manuel Bejarano, titular del ICBC; Mario Herrera, secretario de Educación del Estado; y César Hank, representante del ICBC en Tijuana. Los representantes de un Estado que no apoyó, tan pronto como llegaron al CECUT, se fueron. Sin tocar un libro, y, claro está, reservándose la posibilidad de hacer alguna aportación económica al evento. Solo fueron a la foto.