Productores de almeja generosa en el Alto Golfo de California se enfrentan a una veda que impuso la Comisión Federal de Riesgos Sanitarios (Cofepris) ante la presencia de marea roja a principios de enero del 2015. Enrique Gastélum Ramírez, presidente de la Asociación Estatal de Productores de Almeja Generosa, estuvo en el Foro Ensenada, junto con Minerva Pérez Castro, secretaría de la misma, ahí, dieron a conocer cómo esta restricción ha golpeado a la industria mexicana. Explicaron que la veda sanitaria duró alrededor de seis meses, lo que representó un gran impacto para el sector, que tuvo que absorber los costos tanto en sueldos para los trabajadores, como gastos de operación. Conforme avanzan los meses el gobierno federal les permitió extraer cierto volumen pero ahora el mercado se fugó. La veda significó un área de oportunidad para pescadores furtivos que operan a pesar de la disposición de Coferpris, pero además sumaron el hecho de que Japón, aprovechó la condición de los productores bajacalifornianos para cultivar almeja generosa en ese país y comercializar a precios inferiores. Las pérdidas económicas que se han registrados desde que se cerró el mercado nacional ascienden a 7 millones de dólares y será complicado que recuperar al cliente principal que es China. El precio por kilogramo de este producto cayó drásticamente en los últimos siete meses, y por poner un ejemplo, si en México se vende en 7 dólares una pieza de almeja en Japón la comercializan por 3 dólares. A toda luz, y a la vista de los empresarios, los camiones pasan por las carreteras del sur del municipio con mercancía que extraen de manera ilegal de los litorales. Una manera de “limpiar” este delito, explicó Gastélum Ramírez, es a través de empresas que tienen permisos para extraer en áreas donde, por la profundidad, no hay almeja generosa, pero por tener una concesión federal facturan el producto que se saca de manera ilegal en otras zonas. Los afectados esperan que pronto se recupere la economía ya que algunos permisionarios corren el riesgo de que sus ingresos sean inferiores a sus deudas y por ende queden obligados a cerrar.