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sábado, octubre 12, 2024
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Cultura milenaria

Es, la gran Muralla china, ejemplo de sus emblemas, siempre han logrado la cima sorteando graves problemas. Su cultura es milenaria, contribuyendo al progreso, tiene gente extraordinaria, muy pocos con sobrepeso. Siempre muy trabajadores, ordenados y cumplidos, otros son conservadores, algunos ya son nativos. Inventores de la tinta, de la pólvora y el papel, constructores de la Pinta, los jarrones y hasta el dintel. Labradores incansables del arroz y del café, son personas saludables, acostumbrados al té. Los mejores chefs del mundo, de paladar exigente y saben cambiar de rumbo si espalda les da la gente. El cliente no toma en cuenta que poseen buenos atributos, les quieren cerrar la puerta por un par de paisanos brutos. El pollo es can callejero, comen gatos y palomas, visen al chino extranjero, pero que al pitbull se coman. Prácticas indulgentes sus costumbres culinarias, ya se asustó la gente, no hay visita rutinaria. Llevan doce restaurantes que hasta la fecha han clausurado por mascota en el estante y un perrito rasurado. Al llegar los inspectores a revisar las cocinas, ¡cucarachas infractores!, y las tarimas cochinas. El Señor Cónsul de China pidió sincera disculpa, lo que se halló en la cocina, no todos tienen la culpa. Para qué se escandalizan si hemos comido de todo, tacos de tripa realizan, ojo y criadillas de toro. Además rica birria con manteca de porcino, ¿cómo es que no le haces tirria?, toma aceite de ricino. Comemos los chapulines, hasta gusanos de maguey, a los conejos jolines y tacos de sesos de buey. Recuerden que los aztecas devoraban xoloitzcuinltes, los tamales con manteca, no duden, también escuincles. Hago un exhorto al gobierno, contraten más inspectores porque éstos están muy tiernos y los ciegan reflectores. Hallaron can en bandeja con verdura rebanada, le cortaron la cabeza ¡y la tenían preparada! Comensales esperaban con ansiedad su pedido, su mascota cocinaban, ¡pues se les había perdido! Miremos lo positivo: por sus gustos desentonan, no serán muy atractivos, pero qué rico cocinan. No hay mal que por bien no venga, ya eran muchos restaurantes y pocos, a quien convenga por costumbre insultantes. “Acuéldense que en el bufet hasta tles veces se silven, polque el pollo sí es can-tonés y a los ‘weiler’ se comen”. Les espetaba el chinito, en la cara al reportero, y se portaba finito al sentirse prisionero. Eso pasó aquí en Tijuana, faltan otros municipios, veremos en la semana si inspeccionan tantos sitios.   Joel Vizcaíno Parra Tijuana, B. C.

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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