Entre la noche del 10 y madrugada del 11 de junio, de la capilla Mater Dolorosa del fraccionamiento La Sierra sustrajeron el sagrario con un par de copones, el santísimo y alrededor de 300 pesos en monedas; se trata de una de las cinco iglesias que en los últimos 18 meses han sido robadas. La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) informó que 3 de esos robos sucedieron en el año 2014 y dos en lo que va de éste. Marta Martínez, sacristana de dicha capilla Mater Dolorosa, dependiente de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, señaló que todo indica que se ingresó desde la puerta principal que fue encontrada con la chapa “volada”, ingresando al predio a través de una casa contigua que se encuentra deshabitada y estaba destinada para servir de vivienda para religiosas. Equipo de sonido, extensiones y demás bienes materiales no fueron robados en esta ocasión, aunque Martínez aclaró que en meses anteriores les han hurtado tuberías, llaves del agua y del gas, así como el regulador de los cilindros de la casa contigua; enlista también tubería de cobre de la capilla. “Ya no estaba tan dorado como estaba de nuevo, ya se veía usado”, comentó Martínez a ZETA acerca del sagrario y del santísimo, agregando que desconoce el material del cual estaba hecho este último, si bien afirmó no se trataba de oro. Lo describió como hecho de un metal pesado, pintado de dorado y con adornos de nácar que tenían dibujados –también en dorado— uvas, peces y cruces. Dijo desconocer el valor comercial de este objeto. “Cuando han venido a vender los más baratos valen 5 mil dólares, cuestan mucho”, explicó Martínez. En visitas realizadas por ZETA a tiendas de artículos religiosos, el precio de los santísimos oscila entre los 8 mil y 40 mil pesos, dependiendo del tamaño y ornamento, hechos por lo general de latón y bañados en oro de 24 quilates. Al cuestionársele sobre el posible destino que pueda darse a dichos objetos robados, la sacristana contestó “cosas satánicas o venderlas por kilo”. Agregó que se han instalado nuevas cerraduras y candados a la capilla, pero que mientras la casa para religiosas siga desocupada podrían seguir presentándose los robos. Por último, Martínez declaró que aún tiene la esperanza de que quien lo haya sustraído devuelva este objeto de veneración, tal como sucedió con el que en enero de 2015 fue robado de la Parroquia San Miguel Arcángel de esta misma ciudad. El robo ha generado indignación entre la comunidad católica de Tijuana, por el valor espiritual que se le otorga al Santísimo como representación del cuerpo de Jesucristo en la hostia consagrado que se exhibe dentro de este objeto. “Lo más valioso ahí es la hostia consagrada…Lamentamos mucho porque seguramente estas hostias consagradas las tire en el jardín, o las tire en la basura, o no sé dónde las tire. Esto es una ofensa, lo que llamamos el sacrilegio cuando esto acontece”, declaró al respecto el Arzobispo Metropolitano de Tijuana, Rafael Romo Muñoz.
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