Llega un tipo a la cantina, abre las puertas de un patadón, se le acerca el mesero un tanto asustado y le pregunta: — ¿Qué le puedo servir, señor? El tipo malo se le queda viendo de arriba a abajo y contesta: “Tú no me sirves pa’ nada, pero tráeme un tequila, aguardiente y cerveza. ¡Pero rápido! Mientras el malo espera en la mesa, un viejo que estaba en otra mesa lo mira. En eso el tipo malo le grita: “¡Y tú qué me ves viejo, ya estás bueno pa’l cajón!”. El tipo malo se levanta, le da un golpe al hombre y sale el viejo tirando mesas y sillas. En eso se levantan tres hombres y uno de ellos le dice al malo: — ‘Pos qué traes con mi apá… El tipo malo se les queda viendo a los tres y les dice: “¡’Pos pa’ustedes también tengo!”. Total que entre los tres le pusieron una santa madrina, aventándolo de lado a lado de la cantina a puro puñetazo limpio. Luego lo encueraron y lo volvieron a vestir, y lo mandaron afuera de la cantina de una gran patada en el trasero. Pasada la media hora, el malo abrió con cuidado las puertas de la cantina y, en voz baja, pidió al mesero: “Échamelos pa’ fuera, acá me los abrocho”. El mesero responde: — En buen plan, mejor ya vete, mira cómo te dejaron. El malo replica: “No, imbécil, los tenis… ¡échamelos pa’ fuera, acá me los abrocho!”. Autor: El viejo.