¡Oh Santísima Virgen María, Casta Madre de Dios, Virgen Inmaculada! ¡En tus manos confiamos la civilización de la vida y del amor! Vivimos en un tiempo difícil, sometidos a un gigantesco ataque global por parte de la cultura de la muerte. Muchas personas inocentes están pereciendo: niños no nacidos, ancianos y enfermos. El número de las víctimas ya supera los 2 mil millones de seres humanos y cada día mueren en el seno de sus madres otros 50 mil niños. Muchas parejas no desean ya convertirse en padres de ningún niño, mientras se hace cada vez más común someterse a mecanismos para destruir la fertilidad y la vida. En contraste, una de cada 6 parejas que lo desean, son incapaces de concebir un hijo. El niño humano se está convirtiendo en un producto de la tecnología moderna, tan solo en un donante de células y órganos. Los niños se “producen” con atributos predeterminados sujetos a la selección y cientos de miles de embriones permanecen congelados entre la vida y la muerte en nitrógeno líquido. Las leyes internacionales dictadas por los hombres niegan toda protección legal a la vida del niño no nacido. Cada vez son más los países cuyas autoridades están legalizando la eutanasia como forma de terminar con la vida de la persona y el ataque cotidiano contra nuestros matrimonios y familias va en aumento. ¡Oh Santísima Madre, te prometemos que defenderemos con todas nuestras fuerzas la vida humana, especialmente la de los más pequeños e indefensos! Henos aquí, Madre de nuestro Redentor y Madre nuestra, ante ti plenamente conscientes de que nosotros solos somos incapaces de ganar esta batalla global. ¡Colócate, Madre, al frente de todas las iniciativas que defienden la vida y condúcenos! ¡Protege la vida! ¡Salva a la familia humana! ¡Fortalécenos! ¡Obtén de tu Hijo la victoria de la civilización de la vida y del amor! ¡Amén! Consagración a la Virgen de Czestochowa, que visita Tijuana desde Polonia. Roberto Robinson Soler Tijuana, B. C.