En el Hospital Militar en la Ciudad de México, al Teniente Coronel Julián Leyzaola, lo están revalorando. Los médicos de la Secretaría General de la Defensa quieren confirmar los daños causados por los tres balazos que el ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana recibió en su cuerpo el viernes 8 de mayo, cuando sicarios lo atacaron en Ciudad Juárez. Una vez determinado el daño, iniciará terapia de rehabilitación. “Poquito a poco ya está mejor”, asegura una de sus hijas que le cuida en el hospital, y concluye: “Pero sí necesitamos más oraciones”. Fue precisamente la familia de Leyzaola, la que tramitó ante la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la atención al militar en el retiro. Ligado al Ejército aun fuera de la estructura, en los cargos de seguridad que ha ostentado, en todo momento Julián Leyzaola se ha coordinado con el Ejército, y laborado con ellos. Incluso y por seguridad, residía en cuarteles militares tanto en Tijuana como en Ciudad Juárez. Desde su cama de hospital, dolorido físicamente, Leyzaola concede una entrevista vía telefónica a las editoras de ZETA: – Cómo está, Teniente… ¿Fuerte? “Pues quisiera más, pero no se puede”. – Pero dentro de todo… “Sí, sí, sí. Pues me pegaron estos canijos… a la mala, pues. Ah, pero yo creo que no lograron el objetivo”. – Lo agarraron con la guardia baja, Teniente. “Lo que pasa es que yo iba para Estados Unidos, yo iba con mi familia y pues no podía entrar con arma”. – ¿Y cómo sabían (que iba desarmado)? “Pues quién sabe”. – Usted normalmente andaba armado. “Siempre. Siempre ando armado. Y me rodearon; me rodearon, cuando me di cuenta ya tenía uno a un lado de mí, apuntándome a la cabeza y le jaló la primera vez, no tronó… y alcancé yo a hacérmele a un lado, le pegué con la mano, y volvió a cerrujear, y ahí sí me volvió a pegar. Como traía yo el bebé atrás, Diana se había bajado, se bajó a comprar dólares para cruzar. Viendo al bebé pues yo ya mejor me hice bola, pues que me pegara a mí, para qué pongo en riesgo al bebé”. – Teniente, ¿Usted no se dio cuenta antes de lo que lo hubieran estado siguiendo? “Fíjese que sí, hubo una. Antes de eso yo llevé al niño a la guardería, fue Día de las Madres, bueno, les festejaron el Día de las Madres y yo los llevé a ellos a la guardería y de ahí yo me fui a comprar, a cambiar un control de televisión que según esto no traía el código que yo buscaba y me fui al Home Depot. Cuando salí del Home Depot había dos patrullas de la Policía Estatal, fíjese. Me pareció raro porque casi nunca hay dos patrullas de la Policía Estatal ahí, pero bueno, normal, es un centro comercial. Salí del centro comercial y me volví otra vez allá donde estaban mis hijos, pasé por ellos, agarré por una avenida que se llama Gómez Morín, sobre esa avenida que va, se supone que da vuelta hacia donde da el Puente Zaragoza, que es para cruzar a Estados Unidos. Sobre la avenida esa, a un lado de mí iba otra patrulla de la Policía Estatal, atrasito, pues. Llegamos a un puente, yo di vuelta en el puente, a la izquierda para agarrar el Puente Zaragoza, ahí perdí la patrulla esa y, antes de llegar a las casas de cambio, vi que cruzó otra patrulla”. – ¿Estatal? “Sí, Estatal. Y ya. Crucé, me paré sobre la avenida, ¿no?, en lo que se bajó Diana a comprar los dólares; no me estacioné, me paré sobre la calle. Cuando me estacioné vi que enfrente de mí se paró un carro y atrás de mí se paró otro. Pero, insisto, como es una vía rápida y todo mundo se para a eso, seguí sin sospechar, ya de repente vi que se pasó corriendo una persona por enfrente de mi camioneta, de camiseta azul, sí lo vi bien, y yo venía hablando con mi hija por teléfono, con Indira. Cuando volteo hacia un lado, él mismo, que corrió para enfrente, ya lo tenía en la ventanilla del lado izquierdo, mía, fue cuando vi que ya me había apuntado e hizo el jalón. Digo, afortunadamente la primera vez no funcionó, porque si no, ahí me hubiera pegado en la cabeza. Vuelve a jalar y cuando jala, yo alcancé a escuchar que me dijo, me dijo así bien claro: ‘Mensaje del director Reyes’, me dijo”. – Y el director Reyes de dónde es. “Es el director de Policía de ahí de Juárez”. – ¿De la Municipal? “Ey”. – Sí andaba esa versión que algún jefe policiaco estaba implicado por unos detenidos… “Pues no sé, pero eso fue, eso yo lo escuché bien, me dijo ‘mensaje del jefe’, ‘del director Reyes’, ‘del Dire’, me dijo ‘mensaje del ‘Dire’ Reyes’ y le volvió a jalar. Ahí fue donde ya me pegó”. – ¿Sospecha entonces colusión de las policías Estatal y Municipal?, porque Reyes es de la Municipal. “Es de la Municipal, pero viene de la Estatal”. – ¿Él estaba en la Estatal cuando Usted se encontraba allá? “Sí. A ese policía yo lo corrí cuando yo llegué a la Policía Municipal, él era policía municipal comisionado de Tránsito, entonces yo llegué y lo corrí porque es un malandrín, pues, es un malandrinazo, entonces lo corrí y todavía cuando ya lo corro yo de ahí yo le dije… Supe después que se quería meter a la Policía Estatal y yo hablé con el Estado, y le dije ‘no lo dejen entrar, es un malandrín’, y lo dejaron entrar al final. Y la consecuencia fue ésa, lo dejaron entrar; pasa el tiempo, me salgo yo de la Policía y él llega como director de la Policía”. – ¿Y él lo amenazó en algún momento, Teniente? “No, fíjese que no”. – Y con qué grupo delictivo está este hombre… “Opera con ‘Los Aztecas’”. – Porque los detenidos dijeron que eran de “Los Mexistles”. “No sé. Yo sé que esta persona operó siempre con ‘Los Aztecas’”. – ¿Y Usted no había recibido amenazas? Previo a esto ¿qué le hicieron, Teniente? “Nada, nada, nada. Completamente nada”. – Y días anteriores, Usted ¿no se dio cuenta si lo seguían? “No, pues está canijo, porque ya sabe Usted que yo soy muy cuidadoso. En cuanto veo yo un carro dos veces, luego, luego le corto la ruta, ¿no? No, no, no. No sé. Realmente no sé qué pasó ahí”. – Parecía que sabían que Usted estaba desarmado, porque si Usted hubiera tenido un arma en ese momento… “No, no me pegan. No me hubiera hecho eso. Claro que no. Pero como iba yo hacia El Paso, o sea, cuando uno va para El Paso pues uno va desarmado”. – Esa vía solo lleva a El Paso, por donde Usted iba. “Ey. Esa vía sale directo a El Paso”. – Y la residencia en Juárez de Usted, ¿ya era permanente, Teniente? “No, fíjese, porque me la pasaba yo, ya ve que ando asesorando a un partido político, entonces me la paso yo en Baja California, me la paso en Jalisco, me la paso en Veracruz, en Guanajuato, en muchos estados, ¿no?” – Pero entonces tuvieron que ponerle cola prácticamente, ¿no? “Tuvieron que estarme cuidando antes. Sí”. – Cuando Usted estuvo allá, ¿afectó mucho con detenidos, con investigaciones a “Los Aztecas”? “Pues Usted sabe que cuando yo agarro, agarro parejo, pues yo no puedo decir le pegué más a éste o le pegué más a aquél, yo llegué a pegarles a todos”. – Incluidos los policías. “Ah no, claro. Al primero que le pego”. – O sea, estaba a tres fuegos. “Pues sí, diríamos”. – ¿Y ahorita qué le dijeron los médicos, Teniente? “Ahorita yo traigo tres impactos en la espalda, uno de ellos fue el que me dañó más, que me pulverizó la espina dorsal, ése es el que me está lastimando, que no puedo moverme, donde estoy entrando a rehabilitación, pues con ése. Lo demás, el otro me perforó un pulmón, parece que ya me pusieron sello, ya se arregló ese asunto, el otro me atravesó del lado a lado, está todavía alojado ahí la ojiva, pero sin problema”. – Teniente, y ¿ya rindió su declaración? “Fíjese que no. Parece que hasta a propósito lo hicieron porque cuando recién pasó esto, esto fue el viernes, el sábado me llegaron dos ministeriales dizque a tomarme una declaración inicial que realmente no fungió como declaración inicial, porque pues no pasó nada, ¿no? Me iban a mandar un MP para ampliar mi declaración y para dar en forma mi declaración, y no llegaron, parece que estaban esperando que yo saliera lo más pronto posible de allá para evitar el escándalo allá”. – ¿Se lo llevaron a México, por la seguridad? “Sí, creo que por la seguridad pero hubo tiempo para, no, yo sé, esto fue el viernes; sábado, domingo, lunes, martes, pues yo creo que una declaración preparatoria sí la hubiera podido sacar, pero no mandaron nada”. – Entonces, la gente que está ahorita en la Procuraduría, ¿es de confianza o no es de confianza? “No, claro que no. Desde luego que no. ¿La gente que está en la Procuraduría, allá, en la fiscalía?”. -Sí. Allá en Ciudad Juárez. “No, no, no, No, no. Nada de confianza, completamente. “Ellos lo que, yo creo que tenían la esperanza de que me sacaran lo más pronto posible de allá, para evitar un escándalo, y pues, bueno, salió una nota por ahí donde parece que el fiscal general de Chihuahua estaba diciendo que mi resultado, que el problema mío era resultado de un pleito de una mujer, que tuve en el Home Depot, imagínese”. -¿Ese mismo día? “Ey”. -¿Entonces no tiene confianza de que se haga justicia en Chihuahua? “No. Definitivamente. Allá no. Totalmente no”. -A los dos detenidos ¿no los conoce, no le suenan, no están ahí en sus archivos? “No. Fíjese que no. A ninguno de los dos. Yo reconozco a uno pues porque lo vi de frente. Desde luego que cuando me dijeron, los ministeriales que me los presentaron, éste fue, directamente se los dije, ‘éste fue el que me disparó’. Al final de la entrevista, el Teniente Coronel Julián Leyzaola, agradece y habla de sus necesidades: “Lo principal ahí es que se requiere el apoyo moral y espiritual, más que nada, ¿no? Gracias, mucho apoyo, siento mucho apoyo ahí de toda la gente. Viera, toda la gente está atenta, toda la gente está orando y no nada más orando, si se requiere de apoyo económico, de lo que fuera, la gente está siempre dispuesta a todo. Me da mucho gusto que tengan esa intención, ¿no?”. Después de la recuperación, dice, “sí tengo pensado regresar allá (a Baja California), y ya establecerme como gente normal, ¿no?”