En la medicina, el trabajo de investigación debe ser transdisciplinario porque así se identifican nichos de oportunidad, como los que comenta la infectóloga del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Mirella Vázquez. Hoy en día, por ejemplo, estudios dan indicios de que la modificación de la microbiota (flora intestinal), está vinculada a la obesidad, al autismo y al trabajo del sistema inmunológico. Aunque no se puede presumir aún, en la comunidad médica internacional se habla que la alteración de la flora intestinal puede deberse al uso de antibióticos de manera temprana, lo que traería consecuencias para el desarrollo humano, además propiciaría mayor vulnerabilidad a infecciones, enfermedades autoinmunes y obesidad. Explicó la médica: “Pero lo que ahora se ha visto es que cambios en la microbiota intestinal, que pueden ser debidos a la alimentación, al uso de antibióticos, a la propia genética o la forma de nacimiento de los niños, que sea cesárea o por vía vaginal, estos cambios de la microbiota, principalmente intestinal, se ha visto que están asociados a algunas condiciones como la obesidad, el autismo, enfermedades inmunológicas”. Lo recomendable, es disminuir el suministro de medicamentos antibióticos, sobre todo durante los primeros tres años de vida de un menor, pues son claves para el desarrollo de la flora intestinal, misma que es inhibida por ese tipo de prescripciones. “La verdad es que en el caso de la obesidad que es muy importante epidemiológicamente hablando ahora, sobre todo en nuestro país con el primer lugar en niños obesos. Es muy poco lo que se tiene de estudios y la obesidad, no vamos a encontrar que solo son los cambios en la microbiota, porque es algo que se debe a múltiples factores, pero probablemente por ahí podemos empezar a tener un pilar importante para que haya cambios genéticos en la microbiota que ayuden un poco”, explicó la especialista durante la Cumbre Sanofi 2015. Vázquez Rivera precisó que, sobre todo en México, se tiene la costumbre de tratar de eliminar cualquier enfermedad respiratoria con antibióticos, “pero la mayoría son virales y no requieren antibiótico, lo otro son las diarreas, son temas de dieta y consumo de líquidos”. Además, se recomienda el uso de probióticos en esas edades, que contrarrestan el trabajo de los antibióticos. La relación de los cambios en la microbiota con el autismo también es un tema poco investigado pero que ha arrojado indicios que los vinculan. Un trabajo experimental con ratas dictó que aquellas a las que se les modificó la flora intestinal presentaron actitudes antisociales. Además, en estudios hechos con niños, se concluyó que la microbiota es distinta en aquellos que padecen autismo. “La pregunta es: ¿Es la causa o no? No lo sabemos, pero la microbiota es distinta, ya estamos en un primer paso”. Finalmente, dentro de lo que la especialista comenta en entrevista, destaca la posibilidad de una relación de la flora con las desregulaciones del sistema inmunológico, a partir de que se modifica. “Se están investigando miles de cosas, pero este me parece que es un nicho de oportunidad que junta…estábamos acostumbrados a trabajar con especialidades, yo creo que el futuro es la transdisciplina, ahora este tema junta al inmunólogo, al alergólogo, al infectólogo, al neurólogo, y entonces a la hora que te das cuenta son todos trabajando en un tema para no dejar cabos sueltos. Yo creo que el futuro de todo en la enseñanza y trabajo, va a ser la transdisciplina, dijo.