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jueves, mayo 9, 2024
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De la celebración a la indignación

El siguiente texto, fue leído por quien esto escribe, el 4 de mayo de 2015, cuando con la presencia del maestro Javier Sicilia, quienes trabajamos en ZETA y acompañados de lectores y amigos, celebramos 35 años de fundación del Semanario, que se cumplieron exactamente el 11 de abril. En ZETA tenemos por estos días sentimientos encontrados. Nos place ciertamente y nos llena de orgullo el sentirnos arropados por nuestros lectores al cumplir 35 años de fundación del Semanario. Ésa es una alegría muy nuestra, nos pertenece y la compartimos a través de nuestro trabajo con nuestros lectores. Por otro lado la impunidad en torno al homicidio de Héctor “El Gato” Félix Miranda nos indigna a tal grado que las palabras no alcanzan a expresar la injusticia con la que ha sido tratado el caso de quien fue nuestro Cofundador y Codirector. No muy lejos de aquí se encuentran protegidos por quien nunca ha dejado de ser su patrón, los dos asesinos materiales, Antonio Vera y Victoriano Medina. Ambos abandonaron la prisión hace unos días luego de haber estado encarcelados 25 años y 27 años, como lo dictaron sendos jueces al encontrarlos culpables. Nos llena de indignación el hecho que quien fue su jefe –y lo es de nueva cuenta–, su protector cuando estuvieron prófugos, y su patrocinador mientras purgaron la pena por la que fueron sentenciados por el crimen del periodista, siga sin ser investigado en un México donde los culpables, los verdaderos delincuentes, nunca están donde deben estar, resguardados de la sociedad a la que tanto perjudican. A pesar de aquella sentencia del primer Gobernador de oposición en el País, Ernesto Ruffo Appel, cuando dijo que… “Todos los caminos conducen al Hipódromo”, al referirse a la autoría intelectual del asesinato de “El Gato”, a 27 años de haberse cometido el crimen a sangre fría, Jorge Hank Rhon sigue sin llamarle la atención a las autoridades judiciales ni de México y ni de Estados Unidos, cuyo Departamento de Estado, por cierto, le revocó la Visa en 2009. Será que allá sí están convencidos de la peligrosidad latente de Jorge Hank Rhon. Lo más lamentable es que la liberación de los dos asesinos en el caso de Héctor Félix no es un hecho aislado que forma parte de la historia de Semanario ZETA. A este acto evidente de impunidad por parte de los gobiernos federal y estatal se le suman las agresiones flagrantes contra tres compañeros: * El atentado a don Jesús Blancornelas y el asesinato de Luis Valero, sin que ningún homicida de los diez que los emboscaron, haya sido sentenciado por ello. * El asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco, nuestro querido y entrañable Editor General; cometido en junio de 2004 y sin solución ni órdenes de aprehensión emitidas. Éstos son los dos sentimientos que nos polarizan. Por un lado, nos llena de orgullo llegar a los 35 años contando con su confianza, su credibilidad y su solidaridad, por otro lado, cargamos con la indignación por la falta de justicia que prevalece en este País, hoy gobernado por Enrique Peña Nieto y el regreso del PRI a Los Pinos, que está resultando ser peor de lo que tantos intelectuales nos dijeron que sería, peor de lo que pudimos haber imaginado, a pesar de la historia que ahí ya estaba escrita por plumas como las de Scherer y Blancornelas. Ejercer el periodismo de investigación no es nada fácil en México. Quienes nos aferramos a continuar con este noble oficio enfrentamos constantemente dos fuegos: las amenazas del crimen organizado y el narcotráfico, y la presión política, financiera, de los gobiernos, como estrategia para coartar la libertad de expresión. Hoy día nosotros, con ustedes, en esta ambivalencia que pasa del orgullo a la indignación en un pestañeo, celebramos con ustedes, y con el gusto que nos da tener aquí a Javier Sicilia, 35 años de libertad de expresión. Nos han golpeado, pero no nos callarán, nos amenazan pero no nos intimidarán. Seguiremos haciendo lo único que sabemos hacer, periodismo de investigación. Como siempre lo hemos hecho. Investigar, escribir, publicar cada semana, con el tesón y el compromiso del primer día en que ZETA se leyó, es nuestro credo. Insistiremos en la libre expresión de las ideas en un México donde la libertad solo parecen ejercerla los criminales. Abonar a la justicia, exigirla, dar voz a quienes pretenden callar, evidenciar la corrupción, señalar la impunidad, contar a quienes el Gobierno desprecia, los muertos por la inseguridad rampante en nuestras calles, son los hechos que observamos y que nos obligan a seguir adelante con este quehacer. Recordamos y dedicamos este acto a quienes no nos acompañan más. A Jesús Blancornelas y a Héctor Félix Miranda, a Francisco Javier Ortiz Franco, a nuestros amigos y maestros a la distancia, Julio Scherer García y Miguel Ángel Granados Chapa. A quienes padecen las presiones del binomio insano Gobierno-Iniciativa privada, Carmen Aristegui y su equipo de reporteros. A todos aquellos que no dejarán de alzar la voz, de empuñar la pluma en estos momentos violentos donde el cinismo oficial tanto daña al País, a quienes viven en Jalisco, en Tamaulipas, en Michoacán y en Guanajuato, en Nuevo León y Baja California Sur, en Guerrero y en Chiapas, en Oaxaca, a los padres de las víctimas que exigen justicia todos los días. A quienes no se resignan al silencio en un México donde la corrupción, el tráfico de influencias, empieza en la Presidencia de la República y la encarna un gabinete voraz, cada vez más falto de credibilidad. A nuestros compañeros caídos que no olvidaremos y por quienes no dejaremos de exigir justicia. Javier Sicilia lo ha dicho mucho mejor que yo a través de su poema Pascua. Y lo cito en el fragmento publicado en su libro “Estamos hasta la Madre”: No comprendo la muerte, Esta súbita ausencia que nos deja Mirando un cuerpo inerte, Un gesto que se aleja Y ya no dice más que la oscura queja Del vacío, la sombra De ese alguien al que amamos y ha dejado De estar y ya no nombra Sino su desolado Hueco donde el silencio ha quedado Y se pudre la risa. El Maestro Javier Sicilia Zardain, un mexicano comprometido, un poeta sumamente respetado en México y en el mundo, un activista fortuitamente aguerrido, nos presentó una disertación titulada “La Decadencia del Estado Fallido”.  


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