— Pepito, ¡tendrías que haber estado aquí a las ocho de la mañana! “¿Por qué? ¿Qué ha pasado, profesora?”. *** — A ver Pepito, dime quién era Mercurio. “Ay, ¡qué fácil, profe! Pues era… el dios de los termómetros. *** Pepito a su padre: — ¡Papá, papá! ¡Vinieron a preguntar si aquí vendían un burro! “¿Y qué les dijiste, hijo?”. — Que no estabas. *** Pepito andaba en bicicleta cuando pasa por frente de la iglesia, en eso lo alcanza a ver el cura del barrio y le dice: — Ven Pepito, hace mucho que no vienes a la iglesia, vamos a rezar un Padre Nuestro. Con cara de preocupación, el niño le contesta: “No padre, no puedo… ¡me van a robar la bicicleta!”. El padre lo toma de la mano y replica: — Pasa, hijo, el Espíritu Santo te cuida la bicicleta. Una vez terminado el Padre Nuestro, Pepito pronuncia: “En el nombre del Padre, del Hijo… Amén”. El cura lo mira y suelta: — No, Pepito, ¿ya te has olvidado de orar? A ver, repítelo de nuevo. “En el nombre del Padre, del Hijo…. Amén”. — ¡Nooo! -exclama desesperado el cura al ver que Pepito insiste con lo mismo-. Dices “En el nombre del Padre, del Hijo… Amén”. ¿Y el Espíritu Santo? A lo que Pepito lo mira intrigado y responde: “¿Ya se olvidó que me está cuidando la bicicleta?”. Autor: Jaimito.
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