Desde el martes 21 de marzo, el titular del programa Prospera de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Baja California, Pavel Murillo, retiró a todos los operadores y enlaces del populista programa, vehículos, viáticos, gasolina, celular y otros servicios que requieren para hacer su trabajo. Los concentró a todos en oficinas, para atender a las personas que ahí acudan y de hecho prohibió asistir al campo o que se hagan filas de peticionistas en las instalaciones de la SEDESOL. El motivo, dijo, es por la veda electoral. De esta manera, Prospera dejará de acercarse a la población necesitada -ya afiliada- en tanto no concluya la campaña electoral. Murillo les hizo saber que una fila de solicitantes podría verse como un acto masivo, y eso nada más no. Que solo pueden estar en sus escritorios y usar los teléfonos de oficina y sin fines electorales, además, que si los sorprenden en un acto de campaña, serán sancionados. La duda es a dónde fueron a parar los vehículos, viáticos y la gasolina. Ojalá que al almacén y no a la campaña de algún vivo candidato. Así la cuestión, la veda electoral no solo enmudece a los funcionarios, también paraliza los programas sociales, asistencialistas, a los que se comprometieron los gobiernos. En este caso, solo mantener los ya afiliados y darles seguimiento. No más.