Al no ser protegido por el Ejército Mexicano, un hombre que fue militar y dice ser perseguido por miembros del crimen organizado y de la Policía Ministerial Federal, tramitará un amparo para evitar cualquier “detención irregular”. Se trata de quien a los 16 años causó baja en la milicia por indisciplina, y que ahora, a los 33, busca su protección. Asegura que el año pasado fue señalado como denunciante de un miembro del crimen al que conoció, y desde entonces ha sido parte de dos persecuciones, con participación de la Policía Ministerial Federal, que tienen como fin asesinarlo. En el Cuartel Morelos de la II Zona Militar en Tijuana, fue recibido, escuchado e incluso alimentado, pero decidió no dar detalles de su problema hasta que le garantizaran protección. Tampoco confía en la Procuraduría General de la República (PGR), pues considera, están involucrados. Cuestionado al respecto, el General Gabriel García Rincón, Comandante de la Segunda Zona Militar, expresó que al ciudadano se le recibió como a cualquier otra persona que busca denunciar un hecho, pero no obtuvieron información relevante. “No se le puede llamar ex militar a una persona que perteneció a una organización y desertó. Si él es delincuente o presunto delincuente, él tiene que pedir ayuda a las autoridades que correspondan, en este caso a la PGR; nosotros no protegemos criminales. De ninguna manera (le hemos dado protección), legalmente no podemos hacer eso, por eso hay una autoridad a la que le corresponde. Llegan gentes a pedir audiencia para dar información, pero hasta ahí, nunca dio información relevante”, declaró el mando. No obstante, quien se dice perseguido, aseguró que nunca se ha involucrado en actividades delictivas. Sostuvo que conoció a un hombre dueño de taquerías, que hizo amistad con él y luego se dio cuenta que estaba involucrado en el narcotráfico. “A mí unas personas me contactaron con unos ministeriales federales, y me decían que querían que ‘pusiera’ a esa persona, y yo les dije que no; yo no sabía si se dedicaba a eso, nunca me he metido con nadie. Yo me puse a hacer labor de investigación”. Explicó que supo que otro hombre fue el que señaló a su conocido, y que este último logró evadir a la autoridad con 150 mil dólares de soborno. “Él ofreció más para que le dijeran quién había sido, y le dijeron que yo había sido, yo no supe hasta dos meses después”, declaró. La primera vez que lo siguieron fue en diciembre de 2014, cuando transitaba a bordo de una camioneta Ford Bronco, a la altura de Macroplaza. Lo persiguieron por la Vía Rápida y, a la altura de la agencia de carros Ford, escuchó detonaciones, ninguna le impactó. Se comunicó al Ejército Mexicano y le indicaron que una unidad estaba estacionada cerca del Hospital General, a donde llegó para pedir el auxilio de los soldados. Aseguró que atrás de él llegaron ministeriales federales en camionetas blancas, quienes le preguntaron por qué no se había parado, les respondió que por miedo a los disparos. El domingo 12 de abril, nuevamente lo siguieron hasta la calle Miguel Acuña, que llega al Cuartel Morelos, aseguró. Ahí permaneció con su esposa e hijos hasta la tarde del lunes 13, pero a pesar de que algunos militares lo cuestionaron, el General García Rincón no lo recibió. Por lo tanto, asesorado por un abogado, el hombre tramitará un amparo federal y, afirmó, seguirá con su vida normal, pero con miedo.