En Filadelfia, Estados Unidos, una niña de apenas cuatro años de edad se puso su impermeable morado, abrió la puerta trasera y, sin que sus padres se dieran cuenta, salió de su casa a las tres de la mañana, caminó hasta la parada de camiones y se subió en una unidad de transporte público. Harlan Jenifer fue el chofer que notó a la pequeña cuando se acomodó en un asiento cante y cante “All I want is a Slushie”, es decir, “lo único que quiero es un raspado”. Eso era lo que ¡EN ZERIO! la antojada chiquilla quería. De inmediato el conductor del autobús, quien tiene tres hijos, reportó el incidente a la Policía. La niña traviesa y golosa fue trasladada a un hospital para luego reunirse con su familia.