El nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Mexicali Mario García Franco parece tener muy claros los dos objetivos principales para enfocar baterías en esta responsabilidad asumida la semana pasada: * Abolir el Impuesto Sobre Nómina. * Avivar las voces de los organismos empresariales en la capital del estado. “Ése es mi único proyecto”, resume el dirigente empresarial, quien insiste en que no se trata de ser vocero de un organismo cúpula, sino aglutinador de las esfuerzos de los organismos que conforman el Consejo y que cada quien hable por su sector. “El CCE no existe, existen organismos que tienen voz, que deberían tener voto y que tienen problemática”, sostiene García Franco. Para el ex Vicepresidente Nacional de Canacintra, el Consejo Coordinador Empresarial le ha servido más al gobierno que a los empresarios. “Se acostumbró a ser el interlocutor, en lugar de atender las peticiones, necesidades e inquietudes de agricultores, comerciantes, restauranteros. El Gobernador siente que atiende las necesidades del sector con un interlocutor”. Una parte medular de su propuesta tiene que ver con –y es un tema consensuado– eliminar el impuesto del 2% al salario, “Inhibe la generación de empleos. ¿Por qué me estás castigando? Porque genero empleo”. García Franco recuerda que ese impuesto empezó en tiempos de Roberto de la Madrid –hace más de 30 años– con tasa del .25 por ciento, pero ahora ha llegado cerca del 2 por ciento, lo que ha significado multiplicar por diez la carga al salario. Aparte suma la tasa impositiva el 35 por ciento, por lo que el 1.8 original se torna en 2.43. “Si vemos cuánto aumentó el salario mínimo, cuánto aumentan los salarios al año ahorita, 4.7, 5 por ciento, entonces la carga del 2 por ciento es bien pesada. Y en ese contexto la medida gubernamental para promover el desarrollo económico fue crear un fideicomiso (el Fideicomiso de Desarrollo Empresarial), lo que considera criticable, contradictorio. “El gobierno, lo que debe de hacer es poner las condiciones para que las empresas puedan generar empleo, pero si ya tenemos tantas cargas y tantas restricciones y tanta burocracia, aparte súmale el dos y medio por ciento, y ver (que) en eso coincidimos todos, nadie, ninguna empresa quiere pagar el 2%”. Aparte menciona que ni siquiera saben el destino de un recurso –el impuesto a la nómina– que como empresarios generan. “¿Se regresa a quién?”, pregunta García Franco en alusión al mecanismo del fideicomiso que con cerca de 30 millones de pesos producto del Impuesto Sobre Nómina, se le da para su manejo a –precisamente– los empresarios organizados. Comenta otras contradicciones de la política económica como el que se otorgue un subsidio para las grandes empresas –lo que implica reconocer que hay un impuesto gravoso–, mientras que las empresas locales, más pequeñas, no tienen ningún tipo de subsidio. “¿A quién se jode? A la pequeña empresa, al pequeño comercio o al comercio que solamente vive de vender sus productos en Baja California, esos no tienen subsidio. Entones ¿por qué no quitas el impuesto o cuando menos lo bajas a un porcentaje razonable donde todos seamos parejos?” García Franco considera que en este país la empresa se hace a pesar del gobierno y no gracias a éste, “contra todo luchas”, sostiene el empresario y dueño de la Fábrica de Papel San Francisco. “¿Al gobierno qué le diría? No me estorbes, déjame trabajar, realmente la incidencia del estado en la actividad económica es relativamente poca porque la carga, la burocracia está más en lo federal”, y mencionan áreas como el IMSS, Infonavit, Aduana. En relación a las áreas con las que más interactúan las empresas, desde su perspectiva la parte gubernamental tendría que alinear a todas esas dependencias para que apoyen el crecimiento y no tener que utilizar gran parte de su tiempo para estarse defendiendo. Sobre la Secretaría de Desarrollo Económico, García Franco coincide con una pregunta clave “¿Para qué sirve?”, dado que ya existe una Comisión y además un Consejo de Desarrollo. “¿A quién le ha tocado la puerta alguien del gobierno para decirle cómo te ayudo, cómo te ayudo a crecer? ¿Qué necesitas?” Dice en alusión a que cuando tocan la puerta es para entregar una orden de ejecución, o un cobro. De ahí su análisis de eliminar el impuesto a la nómina, propuesta en la que ya un grupo trabaja, y que podrían presentar ante el Congreso local como iniciativa ciudadana. “Vamos a ir al Congreso y le vamos a decir a los diputados ¿sabes qué? Estás cargando un muertito que no me deja trabajar y ¿ese 2 por ciento, 2.5, no estaría mejor en manos de mis trabajadores o de mi empresa que en manos del gobierno? Ésa es la pregunta que le vamos a hacer”. En ese contexto lo que pase con el Fideicomiso sería una situación aparte y sería una decisión gubernamental en cuanto a mantenerlo, pero ya sin la carga empresarial de tener que pagar el 2 por ciento sobre la nómina. García Franco considera que ya no se escuchan las voces de los organismos, a los industriales, a los comerciantes que tienen opiniones diferentes. “Eso es lo que yo quiero cambiar, es lo que me hicieron favor los presidentes de organismos, vamos, porque quiero que me escuchen (a los sectores empresariales), no quiero que tú digas por mí”. En otros temas como la homologación del IVA, muestra su desacuerdo, pero cuestiona la falta de negociación; la seguridad la remite al Consejo Ciudadano: “El argumento de la seguridad es de los ciudadanos…Yo a qué me acerco a hacer más bola, cada chango a su mecate”.