Se llamaba “The Chula Vista Star News”. Periódico con su cabezal clásico norteamericano de estilo gótico. Dedicado exclusivamente a Lectores de esa ciudad cercana a la frontera con Tijuana. Tenía una rotativa respetable: Goss Suburban. Instalaciones amplias, funcionales. Con el clásico toque norteamericano. Cubículos para todos los reporteros. Los editores en despachos encristalados. Editado en tamaño standard. Normalmente de 24 páginas. A veces 32. De vez en cuando fotos a color. Pero a juzgar por espacio y computadoras, tenía tantos o más reporteros que planas. No me lo perdía. Traía excelente información. Mucha investigación. Buenas gráficas. Esto sucedió arrancando los ochentas. Pero de repente desapareció. Simplemente se informó: A partir de tal fecha ya no circulará. Imprimieron el último número cargado de nostalgia. Me gustaba. Especialmente una sección: Publicaban nombres de jóvenes y adultos detenidos. Pero no por robo o algún delito mayor. No. Sorprendidos cuando se arreglaban en la calle con cierta dama. Ofreciendo “tanto” por ir a pasar un ratito de amor. La captura sucedía a veces como en las películas: Una mujer detective se disfrazaba de chica mala. El maquillaje exagerado. Senos casi al aire. Falda apretada. Cerca de la entrepierna. Lejos de la rodilla. Tacón alto. Y el infaltable cigarro. Naturalmente no faltaba quien a propósito o sorprendido, yendo en su auto frenaba y se estacionaba. Venía el tradicional caminar de la dama. Inclinarse apoyada en el auto. Dejando ver toda sensualidad. La clásica “señora tentación de frívolo mirar”. El camarada daba lo que le pidieran. Pero de tan embebido no se daba cuenta: O era una mujer detective o cerca de allí estaba esperándolo la policía para llevarlo. La calle Broadway, desde los cruces sureño con Palomar hasta el céntrico de “E” estaba plagada de chicas. Día y noche. No les hacía falta un letrero para ofertar caricias. Con verlas, decían todo. Caminaban sin molestar a nadie. Algunas damas les veían enchuecando la boca y otros chavos parecían con boca como turbina de jet y ojos cual personajes de thriller. Total. Ya eran casi plaga. Incomodaban a los policías. Y la única forma que se les ocurrió para desterrarlas fue: Publicar los nombres de los detenidos en el periódico. Ningún otro diario quiso o no se lo pidieron. Por eso la sección aparecía cada semana en The Chula Vista Star News. A veces era como para dar soponcio. “¡Aquí está Don Fulano!”. “Mira, acá abajito salió Mengano, el novio de Zutanita. A ver con qué le sale ahora”. “Y este señor, tan seriecito que se le veía. Imagínate. Ya ves cómo es su señora”. “No. Deja eso. Le van a dar carrilla a su hija en la escuela. Está en la Universidad”. Y así. Pero no solamente eran nombres de norteamericanos. Abundaban los tijuanenses. O los viajeros. Unos suponiendo: “Acá no me verá nadie”. Y otros aprovechando la lejanía de su residencia. Pero con la publicación de tanto nombre empezaron a faltar clientes para las chicas. Ya casi nadie quería lanzarse en aventura de comprar un minuto de amor. Me imagino que llegó un momento cuando los jóvenes o adultos pensaron: “Ni me arriesgo… van a publicar mi nombre en el periódico”. Y si de mexicanos se tratara: “No. No me la voy a acabar”. Y así fue como en aquellos tiempos las damas se esfumaron. La calle Broadway, que siempre fue limpia, dejó de ser sucia y aparador de caricias. Una noticia en “El País” de España me hizo recordar a “The Chula Vista Star News”. El lunes 11 de este julio el Vaticano reclamó públicamente y transcribo el encabezado: “Que se sancione por ley a los clientes de las prostitutas. La Santa Sede considera que se trata de un acto de violencia contra las mujeres”. Éste fue el acuerdo del Consejo Pontificio para los Emigrantes, durante el Seminario sobre la Prostitución realizado por el Vaticano en Roma. Este texto parcial del acuerdo es interesante: “Un número creciente de hombres busca la prostitución más para dominar que para gozar sexualmente. En las relaciones sociales y personales experimentan una pérdida de poder y de masculinidad, y no consiguen crear relaciones de reciprocidad y respeto. Son estos los hombres que buscan compañía de las prostitutas, porque lo que buscan en realidad es una experiencia de total dominio y control. Comprar sexo no resuelve los problemas de soledad, frustración o falta de relaciones auténticas”. Y refiriéndose a las prostitutas: “La Iglesia tiene la responsabilidad de promover la dignidad humana de las personas explotadas y la responsabilidad también de sostener su liberación, tanto económica como culturalmente, ayudándolos a formarse y educarse”. Oreste Benzi asistió a la reunión en representación de la Asociación Comunidad Papa Juan Pablo XXIII. Fue tronante: “Se debería actuar inmediatamente como Suecia, que con la Ley 408 ha ganado la batalla contra las relaciones sexuales de pago. Esa ley castiga al cliente, no a la prostituta. Los clientes cometen el mismo delito que los criminales. Por tanto, deben ser castigados como ellos”. En la frontera tijuanense la prostitución crece velozmente. He sabido de jovencitas residentes de Sonora, Sinaloa y otras ciudades. Vienen cada fin de semana. Ya están de acuerdo con “casas de masaje”. Y en dos o tres días regresan a su casa con hartos dólares. Siguen aparentando ser eficientes secretarias o destacadas alumnas. Ésas sí lo hacen por dinero y nunca necesidad. Los anuncios de esas “casas de masaje” en ciertos periódicos son insultantes. Ya ni la disfrazan. Ofrecen “complacerte en todo”, pero sí utilizando de parapeto “prestigiada casa de masaje”. Hay unos con la leyenda “señoritas de 16 a 18 años. Rubias o morenas. Como las quieras. Dispuestas a todo”. Pero esos burdeles disfrazados funcionaban con el disimulo de la Presidencia Municipal. Ahora con autorización del Cabildo. Los dueños, a veces notables empresarios, deben pagar su “cuota” a ciertos funcionarios. Mientras policías abusivos exprimen el bolsillo de las “masajistas”. La prostitución en Tijuana crece no por la demanda ni la oferta. Su origen fue y es la explotación por lenones y políticos. Chamaquitas traídas de los estados sureños mexicanos. Obligadas a prostituirse. Engañadas con “…te vamos a pasar fácil al otro lado” y nunca pueden moverse recargadas en la mugrosa puerta de los hoteles apestosos. Los bares en la llamada Zona Norte que en realidad es más roja, funcionan con la autorización del Ayuntamiento. Y los propietarios ya ni la disimulan. A todo el mundo le cuentan y por eso es sabido. Tienen abierto su cabaret a cualquier hora y permitiendo la entrada de chamacas. Muchas riquezas en Tijuana se amontonaron con dólares hediondos de prostitución. Los gobernantes y alcaldes no pueden tocar ni un centímetro de esa zona. También se atraviesan los intereses de las cervecerías. En el pasado supe y ahora no me consta, pero les pagaban a los propietarios desde el impuesto predial hasta la pintura. Todo con la condición de vender nada más botellas o botes de su fábrica. Pero ahora con esta proclama del Vaticano hay dos caras. Los funcionarios que en Baja California invitan a Obispos y sacerdotes a sus festejos. Se exhiben con ellos. Van a misa al tomar posesión, pero por otro lado permiten el florecimiento de la prostitución. Primero con disimulo y soborno. Luego oficialmente y sin quitar el soborno. En los Servicios Médicos les cobran por examinarlas. O pagan “mordida” para no ser analizadas. Otros funcionarios exigen cuota a cabareteros. No castigan a policías abusadores. Y tampoco se atreven a sancionar a quienes, como pide el Vaticano, siendo clientes de las prostitutas alimentan el mercado del sexo. “Son elemento del consumismo carnal”. Lo patético es: Generalmente en México. Particularmente en Tijuana. No se castiga al cliente. Hasta le caravanean. Nunca hay un detenido por pedir caricias, exigir o hasta maltratar para lograrlo o complacer a otro. Jamás es arrestado un lenón ni cabaretero. Nunca policías extorsionadores. Simplemente a las prostitutas se les explota… oficialmente. Tomado de la colección Dobleplana de Jesús Blancornelas, publicado el 22 de julio de 2005.