La fiscalía de Düsseldorf (oeste de Alemania) informó hoy de que el copiloto que presuntamente estrelló de forma deliberada el avión de Germanwings el martes había recibido una baja médica por enfermedad, vigente para el día de la catástrofe, que había roto y ocultado a la empresa. Fuentes de la fiscalía negaron, en cambio, que en los registros realizados en su domicilio se hubiera encontrado una carta de despedida “ni indicios que apunten a un trasfondo político o religioso” para su proceder. Sí se encontraron, según un comunicado emitido hoy por ese departamento, documentos que demuestran que estaba en tratamiento médico. El hecho de que entre los documentos encontrados hubiera “bajas médicas rotas, actuales e incluso vigentes para el día de los hechos” indica que el afectado “ocultó a su empleador y a su entorno profesional” su enfermedad. La fiscalía alemana salió asimismo al paso en ese comunicado de las informaciones, difundidas en medios británicos, según las cuales en los registros realizados ayer en la casa de sus padres, en la localidad de Montabaur, o en su apartamento de Düsseldorf, se hubiera encontrado una carta de despedida. Hasta ahora, se sabía que el copiloto de Germanwings, Andreas Lubitz, había interrumpido durante unos meses, en 2009, su formación y se había especulado sobre una posible depresión. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, informó ayer de la interrupción de ese periodo de formación, pero rehuyó concretar a qué se debió, ateniéndose a que está bajo la prerrogativa de la confidencialidad médica. El copiloto causante de la tragedia en el vuelo 4U 9525, procedente de Barcelona y con destino Düsseldorf con 150 personas a bordo, empezó su aprendizaje a los 14 años en un club de aviación local e ingresó en la escuela de Bremen de Lufthansa en 2007. En 2009 se produjo la interrupción por unos meses esa formación, que reanudó con posterioridad hasta ingresar en Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, en 2013. Spohr insistió ayer en que, tanto al ingresar en la escuela como al reanudar y completar su instrucción, pasó los más rigurosos exámenes, tanto físicos como mentales. Lubitz vivía entre su domicilio familiar de Montabaur, en el “Land” de Renania Palatinado, y su vivienda privada en Düsseldorf, en el vecino de Renania del Norte-Westfalia. Ambos domicilios, el familiar y el propio, fueron ayer objeto de largos registros policiales, en que se incautó abundante material, inclusive una torre de ordenador y objetos privados, aunque hasta ahora no hay información oficial al respecto. ZETA/SInEmbargo