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lunes, abril 8, 2024
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“No puedo quedarme callado ante tantas cosas que se nos han quebrado”: Fernando del Paso

Mérida, Yucatán.- La figura central de la cuarta edición de la Feria Internacional de la Lectura (FILEY) fue obviamente Fernando del Paso al recibir el Premio Excelencia en las Letras José Emilio. De vistoso saco color mandarina, camisa clara, corbata de rayas horizontales color naranja, azul marino y verde, el autor de “Noticias del Imperio” fue homenajeado en el Salón Juan García Ponce ante más de 2 mil personas que lo ovacionaron de pie y con aplausos prolongados. En un medio día nublado pero con 27 grados centígrados, la ceremonia de apertura de la fiesta peninsular de los libros, estuvo presidida por el rector de la Universidad Autónoma de Yucatán, José de Jesús Williams; el director de la FILEY, Rafael Morcillo López; además de autoridades de la UNAM, del gobierno de la Ciudad de México, entre otros funcionarios estatales y federales. A la ciudad yucateca también acudieron al homenaje a Del Paso personalidades como Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, Vicente Quirarte y Rius, entre otros. Al recibir su premio, Fernando del Paso rememoró a José Emilio Pacheco, poeta que lleva el nombre de la distinción: “Acepto el premio que tiene tu nombre, porque sé que se me da de buena fe, no sin antes subrayar que lo más importante en la vida no es recibir galardones –aunque se merezcan– sino denunciar las injusticias que nos rodean”, expuso el narrador. La lucidez de su discurso Fernando del Paso habla con una voz mermada por su delicado estado de salud, pero con una lucidez mostrada en las ideas que solo la talla de un escritor como él puede ofrecer. En aquel histórico día, Fernando del Paso leyó con mucho esfuerzo su disertación mientras el público escuchaba ceremoniosamente: “En esta ocasión, en la que vengo aquí, a Mérida, a aceptar y recoger un premio literario que lleva tu nombre, José Emilio, quiero aprovecharla para decirte algunas cosas, a ti que fuiste mi amigo y mi colega durante tantos años y sobre todo que fuiste un gran poeta por mí admirado, mi querido vate”, refirió el autor de “Bajo la sombra de la Historia. Ensayos sobre el islam y el judaísmo” (FCE, 2011). A continuación se reproduce una parte de su ya histórica disertación en Mérida: “Quiero decirte que yo también amé a tu manera a esa patria de los cuantos bosques y ríos y de la ciudad monstruosa que fue tu cuna y la mía. Quiero decirte lo que tú ya sabes: que hoy también me duele hasta el alma que nuestra patria chica, nuestra patria suave, parece desmoronarse y volver a ser la patria mitotera, la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia. “Quiero decirte que a los casi ochenta años de edad me da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la escuela y que hoy me sé solo cuando en ellos ocurre una tremenda injusticia; solo cuando en ellos corre la sangre: Chenalhó, Ayotzinapa, Tlatlaya, Petaquillas…. ¡Qué pena, sí, qué vergüenza que solo aprendamos su nombre cuando pasan a nuestra historia como pueblos bañados por la tragedia! “¡Qué pena también, que aprendamos cuando estamos viejos que los rarámuris o los triques mazatecas, son los nombres de pueblos mexicanos que nunca nos habían contado, y que solo conocimos por la vez primera cuando fueron víctimas de un abuso o de un despojo por parte de compañías extranjeras o por parte de nuestras propias autoridades! “Parece mentira, José Emilio, que hayan pasado tantos años y todavía no hemos aprendido a no mancillar ese fulgor abstracto que alimentaba nuestra pasión por la patria. ¡Qué pena, sí, qué vergüenza! “Querido José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo; hace poco más de un año que te fuiste y no tuve oportunidad de hablar contigo de tantas cosas como hubiera querido. He sido un mal lector de tu obra y me arrepiento. Pero ahora estoy dispuesto a llenar este vacío con el recuerdo de tus palabras, de tu presencia y de tu lucidez. Nunca como hoy día me pregunto qué hicimos, José Emilio, de nuestra patria, a qué horas y cuándo se nos escapó de las manos esa patria dulce que tanto trabajo les costó a otros construir y sostener. ¡Ay, José Emilio! Sí, dime cuándo empezamos a olvidar que la patria no es una posesión de unos cuantos, que la patria pertenece a todos sus hijos por igual: no solo a aquellos que la cantamos y que estamos muy orgullosos de hacerlo: también a aquellos que la sufren en silencio. “Tú mismo lo dijiste: los pobres, tarde o temprano ellos, en masa, heredarán la tierra. Tú nos invitaste a admirar su paciencia. Pero… ¿hasta cuándo, José Emilio, hasta cuándo? Ese día no parece llegar nunca: el Apocalipsis, como tú dices, todavía tiene que dar paso a varios comerciales y el centauro y el unicornio no han resucitado aún. “Cuando me enteré que había sido honrado con el premio que lleva tu nombre, José Emilio, una andanada de recuerdos se me vino encima. Éramos muy jóvenes y teníamos toda la vida por delante y toda la patria también… ¿Pero qué patria dime, la de nuestros padres, la de nuestros abuelos o la sola patria nuestra? “Éramos jóvenes, sí, y teníamos una enorme responsabilidad que cumplir: la de cuidar el patrimonio que habíamos heredado y cuya integridad se ha visto amenazada tantas veces. Dime, José Emilio: ¿cumplimos? Hoy que el país sufre de tanta corrupción y crimen, ¿basta con la denuncia pasiva? ¿Basta con contar y cantar los hechos para hacer triunfar la justicia? ¿Es ético aceptar premios por nuestra obra y limitarnos a agradecerlos en público, como lo hago en estos momentos? No lo sé. Pero vale la pena plantear si nuestra posición sirve para algo. “‘Algo se está quebrando en todas partes’, decías en uno de tus poemas. Algo, sí, mi corazón ante todo lo que sucede a nuestro alrededor, y se quiebran mis palabras, ¡Ay, José Emilio, yo no sé para qué me meto en estos bretes, si bastaría acudir aquí y aceptar el premio! Pero no puedo quedarme callado ante tantas cosas que se nos han quebrado. ¿Qué se hizo del México post-68? Qué proyecto de país tenemos ahora… ¿Qué proyecto tienen quienes dicen gobernarlo? Me permito citarte una vez más, ‘conozco tu país –decía el gringo– pasé una noche en Tijuana /éstas son las palabras que me sé de tu idioma: /puta, ladrón, auxilio, me robaron’. ¿En qué se diferencian estas palabras de ‘político, autoridad, socorro, me extorsionaron’”? “¡Ay, José Emilio!: ¿Qué hemos hecho de nuestra patria impecable y diamantina? Insisto, José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo. Lo que te puedo y quiero decir ahora es que estoy viejo y enfermo, pero no he perdido la lucidez: sé quién soy, quién fuiste y sé lo que estoy haciendo y lo que estoy diciendo. Lo único que no sé es en qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción; dime, José Emilio: ¿A qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia? “¡Ay, José Emilio! ¿De qué nos sirve recoger aquí y allá premios y reconocimientos mientras nuestro país se desprestigia ante los ojos del mundo….mientras México se mexicaniza para estar de acuerdo con sus películas y las más negras de sus leyendas? “¡Ay, José Emilio! ¿Qué vamos a hacer, qué se puede hacer con veintitrés mil desaparecidos en unos cuantos años? ¿O son veintitrés mil cuarenta y tres? ¿Y cómo sabemos quiénes son culpables? ¿O vamos a fabricar culpables por medio de la tortura, como es nuestra costumbre? “¡Ay, José Emilio! No sé qué más decirte. No sabes qué triste estoy. Te hablo, José Emilio, desde luego en español, la lengua que nos fue impuesta a sangre y fuego por los conquistadores, y que ahora es tan tuya y mía, como lo es de cualquier habitante de España misma, pero creo que también es una vergüenza que tengamos que vivir muchos años para enterarnos de la existencia de más de sesenta lenguas en nuestro territorio, por ejemplo el wixárica o kickapoo, cada vez que el grupo indígena que habla una de esas lenguas, sea víctima de un despojo, de un ultraje a la sacralidad de su territorio, o cuando el río o los ríos que lo sustentan se vean contaminados por una empresa minera o por la irresponsabilidad de las autoridades, o por la fracturación salvaje en busca de petróleo o gas shale que amenaza con consumir millones de litros de sus reservas acuáticas. “Gracias, José Emilio y gracias a todos ustedes, espero que nos encontremos una vez más cuando nuestro país sea de nuevo nuestro. Y por si acaso mis palabras no hayan sido suficientemente explosivas, termino con una auténtica bomba: ‘En la esquina de un estanque / había un sapo / lo quise agarrar / pero se me escapo/”. Analizan vida y obra de Del paso Al siguiente día, el domingo 8 de marzo, la FILEY también ofreció una mesa donde se analizó la vida y obra del autor de obras como “José Trigo”, “Palinuro de México” y “Noticias del Imperio”. Ante más de mil personas que acudieron al Salón Juan García Ponce, y mientras Fernando del Paso permanecía junto a su esposa e hija, algunos autores ofrecieron algunas reflexiones en honor al personaje distinguido, entre ellos Hernán Lara Zavala, Javier Aranda, Elizabeth Corral, Vicente Quirarte y Elena Poniatowska. Para empezar, Hernán Lara Zavala reconoció a Fernando del Paso como “un autor consumado”, que por cierto, “fue creciendo en la medada en que fue escribiendo”, refiriéndose al orden en que aparecieron las novelas “José Trigo”, “Palinuro de México” y “Noticias del Imperio”, respectivamente. Lara Zavala advirtió que “en las tres veo la influencia de Joyce”, en todo caso, sintetizó, se trata de obras “muy ambiciosas”. En su turno, Javier Aranda expresó sobre la vida y obra de Fernando del Paso, quien el 1 de abril cumplirá 80 años: “Sus obras nos van a seguir alimentando por mucho tiempo”. En su momento, Vicente Quirarte reconoció que la obra de Fernando del Paso es “enérgica, lúcida y amorosa”, “él no ha querido hacer una obra que no sea maestra”. Refiriéndose a “Noticias del Imperio” (FCE, reedición, 2013), Quirarte puntualizó que “es una obra que marcó nuestro pasado y nuestro presente”. Poniatoswka resaltó primero cómo se viste Fernando del Paso con sus coloridas camisas, sacos y corbatas: “Fue una alegría enorme ver ayer a Fernando del Paso recibir el premio vestido de mandarina, porque él se viste de mandarina, de zanahoria, de apio, y es una maravilla verle sus colores pistaches, y rosas, y sus camisas al viento que usa siempre y que nunca ha dejado de usar, nunca se ha vestido como un notario, o como un funcionario de esos que se toman muy en serio, y creo que toda su poesía y toda su creatividad está en sus trajes”. Poniatowska sentenció: “Fernando del Paso se pone al servicio de sus personajes”. Finalmente, Paulina del Paso, hija del novelista, confirmó que Fernando del Paso será homenajeado el 19 de abril de 2015 en el Palacio de Bellas Artes, el máximo recinto cultural del país, a propósito de sus 80 años, a cumplirse el 1 de abril. Regresa LéaLA en Los Ángeles Después de la cancelación en 2014, la Feria del Libro en Español de Los Ángeles retomará su camino con una cuarta edición que se realizará del 15 al 17 de mayo en el Centro de Convenciones de Los Ángeles. El encuentro literario y cultural desde su creación organizado por la University of Guadalajara Foundation USA en Los Ángeles, ha confirmado la presencia de más de 300 casas editoriales, el pabellón infantil “Cri-Cri”, mesas de trabajo entre profesionales, bibliotecarios y editores, y, por supuesto, presentaciones de libros y conferencias magistrales con destacados intelectuales en lengua castellana. El antecedente más inmediato es la experiencia que los organizadores de la Feria Internacional del Libro, concebida por la UdeG en Guadalajara, han llevado a la ciudad sudcaliforniana donde se encuentra la comunidad hispana más numerosa de Estados Unidos. Por último aunque los detalles del programa aún están por confirmarse se sabe que la Ciudad de México fungirá como Invitado de Honor. (Gabriela Olivares Torres / ZETA)


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Autor(a)

Redacción Zeta
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