Las faltas que comete la conciencia, dándonos cuenta al perecer el día, sin duda merecen amnistía, aunque no practiquemos la clemencia. Cuan grave que parezca su resulto, cualquier pecado se debe conmutar, si hay quien tenga el don de perdonar, entonces puede existir indulto. Por errores en que tanto caemos a lo largo de la vida intensa y oprimen con dolor el corazón. Demos gracias a Dios porque sabemos que todos obtendremos indulgencia de su mano, en santa absolución. José Miguel Ángel Hernández Villanueva Email: jomian1958@hotmail.com