A la hora de presumir el megaproyecto del Libramiento El Sauzal-Ojos Negros- Maneadero, o “Libramiento Ensenada”, los tres niveles de gobierno se paran el cuello. Pero al momento de darle mantenimiento o reparación ante una eventualidad, ni Federación, ni Gobierno del Estado, y menos el Municipio, asumen la responsabilidad. La prueba fue el fin de semana pasado, cuando las fuertes tormentas que azotaron a Ensenada provocaron daños y más deterioro que demorarán una obra que parece inacabable y que data desde la mitad de la administración del ex Presidente de la República, Felipe Calderón, y de la estatal de José Guadalupe Osuna Millán. El alcalde en ese entonces era César Mancillas. Fue en el año 2000 cuando el sector empresarial planteó al ex Presidente Vicente Fox la necesidad de esa vialidad para desahogar el tráfico de camiones y tráileres que tanto dañan al entrar sobre las calles de Ensenada. Después de mucha burocracia e indecisiones sobre los aspectos técnicos, en 2007, ya con Calderón, se anunció oficialmente el arranque de la obra. El reto desde el principio fue afrontar el derrumbe de cerros, sólidos y conformados de granito, boleo y tierra. Grandes cantidades de dinamita fueron necesarias para los diferentes derrumbes que hubieron de efectuarse al inicio de la construcción, que pareciera, dejó tan agotados a los ingenieros y técnicos encargados, que a la fecha no han podido concluir el trabajo. La madrugada del domingo 2 de marzo, junto con el azotar de la lluvia, pobladores que habitan en los alrededores del tramo a la altura del Kilómetro 8, incluso gente de la parte urbana de Ensenada, escucharon varios y fuertes estruendos que les hicieron creer que se trataba de un temblor. Y en efecto, las enormes rocas que se desprendieron y que afectaron el suelo de la carretera, dejando grandes grietas y pedazos de asfalto levantado, hacen pensar más en un movimiento telúrico. Todavía a media semana, según pudo constatar ZETA, ninguna autoridad se había preocupado por llegar al área, y como de costumbre, vehículos de particulares seguían circulando, sin ningún aviso de preocupación y solo esquivando los escombros a su real entender. Por parte, el subdirector de Protección Civil Municipal, Antonio Sánchez, dio un reporte pormenorizado de las afectaciones de las lluvias y las acciones emprendidas, pero en cuanto al Libramiento aclaró que le corresponde a la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano del Estado (SIDUE): “Además, no está permitido el paso, porque es una carretera que no está concluida”. Cuando las autoridades federales llegaron a reabrir la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, un año después de su colapso, el director de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), Benito Neme Sastré, así como el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, aprovecharon para presumir las otras obras y carreteras que están construyendo en Baja California, mencionando entre ellas el Libramiento El Sauzal-Ojos Negros. Sin embargo ahora, tras los percances en dicho tramo, se han desatendido. De la SCT ni su vocero, Mario Cárdenas, y mucho menos su delegado, Alfonso Padrés Pesqueira, respondieron al requerimiento de ZETA. Solo una persona habló por ellos, e informó escuetamente que “están trabajando ya en el área”. “Pero ni han asomado las narices por aquí”, reveló un vecino de la zona. Por parte de la SIDUE se informó que el tramo mayormente afectado fue el 7+300 del Libramiento Ensenada, con el deslizamiento de rocas de “gran tamaño” que afectaron un espacio de 20 por 12 metros de la carretera. Para la reparación necesaria, se instruyó a la empresa Constructora Vehcsa,. S.A. de C.V., pues son los encargados de la obra. La compañía detalló que los trabajos emprendidos son limpieza del área del derrumbe, perforación de rocas, detonación para fraccionar rocas, retiro de las mismas, así como reposición de base hidráulica y carpeta asfáltica. El período estimado para la conclusión de trabajos de reparación es de 15 días. Al final de la semana solo se advirtió la limpieza de las rocas, si bien grandes, no tan inmensas como una que requerirá un trato especial, pues se calcula, pesa unas 20 toneladas, “que multiplicadas por la altura de 20 metros y la velocidad, debió significar de 200 a 300 toneladas”, según cálculos de expertos. “Qué mal trabajo han hecho”, expresó Josué Muñoz, un constructor consultado por ZETA, residente cercano a la carretera que ha testificado el proceso del Libramiento desde su arranque. “Al corte de los cerros les falta más bisel (borde oblicuo), más declive. Los han rebajado verticalmente”, precisó. Dijo que los técnicos encargados de la obra hicieron la última intervención a mediados del año pasado, “pero requiere mucho más trabajo”. Considera que los encargados de la obra no han previsto que en una zona de tantos peñascos y en un terreno tan poco firme, los movimientos y derrumbes son un peligro latente. “¡Y se supone que son ingenieros y arquitectos expertos!”, espeta. Y especula: “Nomás hacen trabajitos para engordar los presupuestos, y te lo dice alguien que sabe de eso, si yo que no hago obras tan grandes, siempre me queda una buena ganancia”. Hace seis años arrancó la obra desde el puente de Santa Anita por la Carretera Libre Ensenada-Tijuana, 53 kilómetros contemplados que deberán concluir en Maneadero, pasando por El Sauzal, Ojos Negros, Ensenada y, entre otras salidas, a la calle Ruiz. Cuatro carriles contemplados en un inicio, que se han quedado en dos. Y entre el presupuesto repartido “a mitad y mitad” entre Federación y Gobierno del Estado, aportando de a poquito en cada ejercicio, el caso es que no han pasado de 12 kilómetros, y se han invertido más de mil millones de pesos de tramito a tramito. El poco trecho concluido ha servido para que residentes de fraccionamientos cercanos lo utilicen habitualmente, a pesar de que aún no ha sido oficialmente abierto a la circulación, a costa de lo peligroso que resulta transitar por un paraje solitario y en completa oscuridad. “¿Y esa pendejada de poner señalamientos, si todavía no está lista esta madre?”, se preguntó un residente ante el absurdo de avisos que advierten que Maneadero está a 25 kilómetros y Ojos Negros a 25, pero a donde realmente no hay manera de llegar, no por este Libramiento. Choques, que ya dejaron un muerto el año pasado, son las consecuencias de una carretera no habilitada, pero tomada por algunos ciudadanos. “Aquí pasan un montón de accidentes”, advirtió Josué Muñoz. “Está bien oscuro, no se ve nada en los entronques, no hay ‘luces fantasmas… aquí la principal negligencia es que no han cerrado el paso”. Con el oportunismo que lo caracteriza, el diputado petista Armando Reyes Ledesma externó a propósito de la temporada de lluvia y de las afectaciones que han sufrido Ensenada y sus zonas rurales, que hace falta más coordinación y comunicación entre el presidente municipal Gilberto Hirata Chico y el gobernador Francisco Vega de la Madrid. No anda tan errado el legislador, pero le faltó mencionar a la Federación. En ese aspecto, mientras Protección Civil de Ensenada advierte a la población que ante la presencia de lluvias fuertes, es “necesario extremar precauciones ante posibles deslaves o derrumbes en zonas serranas”, la SIDUE informó que tras las lluvias y afectaciones en el Libramiento por las pasadas lluvias, “al momento no se estiman mayores afectaciones ni operativos de desvío, ya que la obra no se encuentra en operación ni debe registrar tránsito vehicular alguno, mientras la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no estime concluida la obra y la abra a la circulación”. Pero la SCT ni restringe, ni atiende, ni concluye. Mientras tanto la gente circula, se arriesga y, en algunos casos, se accidenta con consecuencias fatales, a la espera de una obra a la que no se le ve fin. 70 incidentes dejaron las lluvias Con las lluvias que el fin de semana pasado azotaron fuertemente al puerto de Ensenada, se suscitaron 70 incidentes, según informó a ZETA el subdirector de Protección Civil, Antonio Sánchez. Deslaves y estancamientos fueron las principales afectaciones, registradas en colonias como Pórticos del Mar, Villas del Real, Colonia Escritores, Colonia Sexto Ayuntamiento y Delegación Maneadero. Por ejemplo, en la colonia Sexto Ayuntamiento se derrumbó una barda, en otras zonas hubo desmoronamientos por utilizar llantas para amortiguar la tierra. Se sumaron 18 deslaves y 11 vehículos atorados en arroyos. Personas afectadas -que no lesionadas- fueron seis, dos adultos y cuatro menores a los que se tuvo que canalizar al albergue San Vicente del DIF. Protección Civil advirtió que lluvias de la misma intensidad se esperan para mediados del presente mes.