No muchos lo saben, pero con lo que se hace en la industria aeroespacial en Baja California, podrían construirse aviones. Serían modelos Frankenstein, pues en todo caso tendrían que ensamblarse partes manufacturadas en más de 80 empresas instaladas en el Estado. Pero la idea no es ésa, explica Tomás Sibaja, presidente del Clúster Aeroespacial en la entidad. Dice que la industria es madura y ha entendido que su vocación no es competir en el ensamblaje de aeronaves, aunque –en términos prácticos- pudiera hacerlo. El futuro está en seguir proveyendo las piezas que los gigantes de los aviones como Boeing, Airbus, Bombardier, Embraer o Cessna, necesitan. Del total de empresas que en la entidad proveen a estos vendedores finales, el 10 por ciento son mexicanas, pero la mayoría son filiales de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Suecia y Taiwán. De esa forma, el clúster bajacaliforniano (entendido como una cadena de empresas que conforman un ecosistema de producción) ha logrado colocarse como líder en el país, generando más de 28 mil empleos directos –la mitad de los que hay en México en el sector– y ha dejado una derrama de unos 520 millones de dólares anuales, es decir, la diferencia entre los mil 180 millones que se importan y los mil 700 millones que terminan exportándose en partes y componentes, según datos del año 2013 obtenidos de los propios industriales. “Es un balance positivo, y ésa es la mano de obra, es la diferencia de lo que llega, lo transformas y lo sacas. Somos una industria superavitaria”, dice Sibaja. Para medirlo de otra forma: De las 300 empresas en 18 Estados del país que tienen relación con el sector aeroespacial, 80 están en territorio bajacaliforniano –41 en Tijuana, 25 en Mexicali, 7 en Ensenada, 6 en Tecate y 1 en Rosarito–, es decir, una de cada cuatro manufactureras están aquí. El presidente del clúster afirma que si se ha construido un “ecosistema aeroespacial” es porque dentro de los procesos que se elaboran en la entidad entran 9 segmentos de partes y componentes incluyendo algunos ensamblajes finales. Se hacen fuselajes, turbinas avionics (tableros), trenes de aterrizaje, interiores, hidráulica, eléctrica, cableado y maquinado de presión. Lo transformado, a su vez, alcanza 5 destinos distintos como la aeronáutica comercial, partes para el Departamento de Defensa de Estados Unidos –reguladas por el ITAR–, el sector espacial, los drones y el mantenimiento y reparación. “Aquí hacemos aviones completos…pero ahí te va, son Frankenstein…si haces ese avión, pues te va a quedar medio raro. Aquí lo que tenemos son las capacidades, realmente las partes no son para un solo modelo, ni cliente. Tenemos a Boeing, Airbus, Bombardier, Cessna, Sikorsky…tenemos de chile y de manteca”. El Doctor Jorge Carrillo, director del Departamento de Estudios Sociales de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), afirma que aunque este sector no es tan importante como el de las televisiones, se ha mantenido un crecimiento sostenido. Habla de que las características locales son mayormente de manufactura de componentes, con algunas empresas dedicadas al desarrollo de partes más sofisticadas. Destaca que se trata de procesos sofisticados con mano de obra calificada y certificada. Hay vocación El interruptor con el que un capitán de vuelo desactiva el piloto automático se hace en Tijuana. Se hace específicamente en la ´maquila´ con mayor antigüedad en el sector a nivel nacional, se llama Switch Luz y está el fraccionamiento Las Brisas de la delegación La Mesa, desde 1966. Dentro de la empresa, cuya dirección era en aquellos años el kilómetro 10.5 de la carretera libre a Tecate –pero que fue alcanzada por la mancha urbana–, se hacen alrededor de 2 mil piezas distintas –relacionadas con los interruptores–, el 75 por ciento de ellas son para la industria aeroespacial. Se construyen entre 100 y 150 mil anualmente, explica el gerente general, David Berruecos Ortigoza. Son 45 personas las que ahí laboran, con un promedio de antigüedad de 15 años, experiencia que apenas alcanza para adquirir la capacidad necesaria y lograr la construcción de los coloquialmente llamados botones. El gerente da un ejemplo para dimensionar la transformación que ahí se hace: lo único que compran hecho son moldes, resortes, tornillos y empaques, pero el aluminio, bronce, acero y plásticos los compran en placas o granulados. Desde que Switch Luz inició en Tijuana han pasado casi cinco décadas, tiempo en que la ciudad y todo el Estado fueron comprendiendo y apropiando la vocación, explica Tomás Sibaja. “A nosotros nos caía la inversión solita, había que administrar la abundancia, y en los siguientes años, Estados muy creativos, comenzaron a decir ´oye, yo también tengo espacios, terrenos, universidades, tengo comité de promoción´, y ellos si iban por la chuleta y la jalaban. Y empezamos a ver que ya no estábamos solos, estaba Sonora, Chihuahua, Nuevo León y 14 estados más”. Fue así como hace 10 años se conformó un clúster organizacional, al que fueron integrándose profesionales y técnicos para fortalecer el sector. Ex empleados de otro tipo de industria con formación y métodos de organización japoneses, aunque el país oriental no tiene injerencia en lo aeroespacial. “Las mejores prácticas de la industria vienen de Japón, que aquí se implementaron porque la industria japonesa tuvo su auge, principalmente en las televisiones, pero se va el sector y toda esa gente capaz y preparada se queda”. Hoy en día, se han establecido diversos lazos comerciales entre las empresas extranjeras en la región y sus centrales en el Estado de California. Lo anterior hace que cuando lo fabricado en Baja California, dentro de cualquier municipio, se traslade hacia las filiales demore entre uno y cinco días por tierra y una o cinco horas por aire. Custom Sensors & Technologies (CST) deriva de ese crecimiento, su central está en Los Ángeles, California, y en Tijuana emplea a más de 900 personas. Aunque trabaja también en otros sectores, el 35 por ciento de la empresa está dedicado al sector aeroespacial, un crecimiento registrado en los últimos 3 años, según explican Óscar Fernández y Diego Méndez, director de finanzas y gerente de calidad, respectivamente. La especialidad son los sensores –ensamblan y entregan piezas terminadas– y trabajan con 2 mil tipos de partes aproximadamente. La demanda es tan controlada que hay pedidos de 200 piezas para un mediano plazo, comenta Ramiro Rentería, gerente del área aeroespacial. El rezago y los retos del sector A nivel mundial, platica Tomás Sibaja, presidente del clúster aeroespacial en Baja California, se terminan un promedio de 1.3 aviones al día, pero se espera que la eficiencia suba a 1.7 para el año 2018. Aun así, dice que hay un retraso de siete años en la industria. “Traemos un retraso a nivel mundial de 8 años en entregas de aviones comerciales. Ese retraso vale 260 mil millones de dólares, según Boeing. No hay suficientes proveedores, principalmente de maquinados y procesos especiales que lleva el maquinado”. Dice que eso se puede hacer en México, una oportunidad para que la industria mexicana se desarrolle dentro de ese sector. Refiere que en el año 2013, cuando había 64 empresas del sector en el Estado, a través del Programa de Desarrollo de Proveedores Aeroespaciales del Instituto Nacional del Emprendedor, 30 empresas fueron vinculadas a lo aeroespacial, 16 en Baja California. La idea es que en los próximos 2 años se sumen otras 10 pequeñas industrias a proveer. “Y México tenemos una buena calidad de ingenieros, en Baja California tenemos escuelas con ingenierías, y todas vinculadas con los sectores productivos. Ahora, dado los retos, tenemos que movernos hacia donde la industria demanda”, comenta. Por lo anterior, la importancia de que las universidades y bachilleratos con los que se ha vinculado a la industria en la región (UABC, UTT, ITT, Conalep y Cecyte), vayan en la formación de sus alumnos a la par del desarrollo tecnológico de la industria David Berruecos de Switch Luz, sostiene que los problemas del sector aeroespacial no son diferentes al resto de las maquiladoras, relacionados con las trabas fiscales del Gobierno Federal y el cobro del IVA en productos que solo se transformarán y saldrán del país. Aunque esto desacelera el desarrollo, asegura que el crecimiento es ilimitado. Por su parte, Tomás Sibaja dice que se estima que en los últimos 8 años, el sector aeroespacial ha crecido en un 17 por ciento a nivel nacional, y nada más en Baja California, un 22 por ciento.