Por la noche tu piel arde y tu corazón palpita mientras él crece y tirita sin hacer ningún alarde. Tu soledad hiere el alma pues arde amor en tu pecho, yo creo que no hay derecho que en tus noches haya calma. En tu cama estar quisiera recostada alegre en tu hombro y ver tus ojos de asombro, tu corazón se acelera. Me tomas entre tus brazos y con mucho amor me besas, al oído me confiesas -que mis besos son flechazos- llenos de amor y ternura que a tu espíritu conmueven y deseas que te eleven mientras me das tu dulzura. Lourdes P. Cabral Correo: [email protected]