Estaba Pepito con su papá en el supermercado y a la hora de hacer la cola para pagar, adelante de ellos avanzaba una señora extremadamente gorda. — ¡Mira papá, cuanto lugar ocupa! “¡Cállate Pepito, no seas malcriado!”. — Pero papá, mírala, ¡parece un camión! “¡Que te calles, te digo!”. En eso, se escucha el clásico beep de un mensaje recibido en el celular de la señora y Pepito grita: — ¡¡¡Cuidado, que va a retroceder!!! — Mi vida, estás muy gorda. “Ay mi amor, ¿no puedes decirme cosas más dulces?”. — No, porque te las comes.