A Emanuel López Espinoza lo detuvieron cuando bebía un café luego de salir de un autoservicio ubicado en las calles Mar de Cortés y Chetumal del Malecón del Puerto de San Felipe, a las 6:30 pm del viernes 13 de febrero de 2015. Desde el martes 10 había huido a San Felipe, donde tenía unos amigos. Contaba con 100 pesos en la bolsa, por lo que tres horas antes de su detención, fue a buscar trabajo en un restaurante cercano. Pidió lo contrataran para lavar platos, pero sin documentación; el encargado le pidió que regresara con una solicitud de trabajo por escrito y lo mandó a una miscelánea cercana para tal efecto. Cuando lo detuvieron confesó que él había asesinado a la niña Janeth Lizeth. Que por eso se dio a la fuga. Pero eso no basta para procesarlo. El Nuevo Sistema de Justicia Penal no acepta como evidencia la autoincriminación. Los investigadores deberán probar que él lo hizo. El joven de 26 años era soldador de oficio, pero había tenido diversos trabajos, uno vendiendo hot dogs, donde se le conocía por ser juguetón con las niñas. Nadie sospechó nada de la conducta que lo llevaría a cometer un crimen. Emanuel comenzó a consumir drogas. Cristal, lo cual lo desorientó, perdió el piso, iba de un lugar a otro, pero aun así consiguió trabajo en una fábrica dedicada a la producción de tarimas. Vivía con su esposa y dos hijas suyas, una de ellas, Romina, de la edad de Janeth Lizbeth. Pero no era Romina la niña con la que los padres de Janeth creyeron que se había entretenido. Por la relación con sus hijas, Emanuel conocía a Janeth, por eso cuando el sábado 7 de febrero la vio encaminarse a pagar una recarga de 100 pesos para su mamá, la interceptó. El agresor pidió a la niña le hiciera una recarga a su teléfono. Cuando regresó con las encomiendas cumplidas, con engaños, él la llevó dentro de la casa. Ahí abusó físicamente de ella y la mató. Investigadores de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) presumen que Janeth murió entre la una y las tres de la tarde, por lo que cuando sus padres alertaron su ausencia, posiblemente ya estuviera muerta. Pese a que Janeth salió de su casa a las once de la mañana, la llamada de alerta al 066 se registró hasta las 7:30 pm; presentaron denuncia a las nueve de la noche, diez horas después de su desaparición, debido a que en cuanto recibió la recarga, la madre de Janeth salió de su domicilio y no se percató de la ausencia de la menor. Después enviaría a otro de sus hijos a buscarla; no la localizaron y salieron a buscarla al centro de la ciudad. Janeth se encontraba en el domicilio marcado con el número 4233, ningún vecino se percató de ello, tampoco escucharon gritos o forcejeos, Emanuel abusó sexualmente de ella en la sala, incluso intentó controlarla con unos trapos que le puso en el cuello, uno fue encontrado en el mismo lugar y el otro en el baño. La investigación apunta a que la niña fue golpeada contra el suelo en la cabeza, provocándole un traumatismo craneoencefálico que fue tipificado como causa de muerte, según el Servicio Médico Forense local. Emanuel pudo esconder el cadáver, un poco más tarde pidió prestado a uno de los vecinos una pala y un rastrillo, tenía suficiente tiempo para maniobrar, su esposa trabajaba y regresaría hasta las siete de la tarde, sus dos hijas se encontraban con su suegra. Fue a la parte posterior de la vivienda y empezó a cavar, su vecino no se percató debido principalmente a que tiene una pequeña granja de gallinas, las cuales producen suficiente ruido. Una vez que terminó de enterrar a la pequeña, Emanuel empezó a rastrillar el área a fin de borrar las huellas. El cuerpo de la niña fue sepultado a poca profundidad en el pequeño espacio trasero que tenía la casa, debido a una ampliación que dejó poco más de un metro cuadrado de tierra. Transcurrieron domingo 8 y lunes 9 de febrero sin que nadie sospechara. Fue hasta el martes que López se puso nervioso y decidió huir. Sin recursos ni vehículo, fue a pedir un préstamo a BanCoppel, pero le negaron el dinero. Después recurrió a un amigo, el cual le entregó mil 500 pesos, con eso compró un boleto en la central de autobuses ABC. Llegó al puerto de San Felipe y, como no tenía dinero, se empezó a exponer. Fue a los restaurantes a pedir empleo, así lo comentan testigos. No consiguió trabajo y el miércoles 11 se dedicó a vagar por San Felipe. El jueves 12, su fotografía ya daba la vuelta en redes sociales y portales noticiosos. López Espinoza fue capturado la tarde del viernes 13 de febrero por agentes que ya le seguían la pista. Los investigadores tenían ya dos hilos de donde hilar la investigación. Janeth Lizbeth había hecho la recarga telefónica al número celular de su vecino y así quedó registrado en un establecimiento Oxxo; Emanuel había comprado un boleto de autobús y se había identificado en ventanilla. Aunque en la PGJE tienen dudas de donde dormía en San Felipe, existen dos hipótesis: la primera que sus conocidos le dieron alojamiento, la segunda, en un hotel sin electricidad donde suelen quedarse “malvivientes”. De la detención también hay datos encontrados. Según José María González Martínez, subprocurador contra la Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de Justicia, la aprehensión se registró entre las cuatro y cinco de la mañana del sábado 14 de febrero de 2015. Testigos de los hechos afirman que fue a las 6:30 pm del viernes, casi 11 horas de diferencia en que estuvo en el limbo; la orden de aprehensión salió a las 9:00 pm del 13 de febrero. Al momento de que Emanuel fue llevado por los agentes para su certificación médica, fotógrafos y reporteros pudieron tomar fotografías, aún tenía evidencias de sol. La piel que cubrían los lentes oscuros quedó marcada en la tonalidad. Alto -supera el 1.85 metros de estatura y los 100 kilos de peso-, Emanuel López Espinoza vestía camiseta negra y pantalón de mezclilla, pelo desaliñado y barba de varios días; en poco se parecía a las imágenes que habían circulado por redes sociales. Horas después sería presentado en la Sala 2 del Centro de Justicia, ya vestido con el uniforme color naranja. Fue auxiliado por la defensora de oficio Tanía Guadalupe Vega Gordillo, que poco hizo en su trabajo. Pese a las pruebas y hechos con pocos detalles que presentó el fiscal Fidel Corvera Gutiérrez, y el vacío legal en cuanto a la hora de detención, la defensora no objetó ni las medidas cautelares, por lo que la Audiencia de Formulación de Imputación fue resuelta rápidamente contra Emanuel. El juez Salvador González Pichardo le declaró prisión preventiva y la audiencia se reanudó el jueves 19 de febrero. Sobre la investigación Luego de que los padres de la menor alertaran la desaparición a las autoridades, la investigación no tenía pies ni cabeza. Los progenitores de Janeth Lizeth no tenían ninguna información válida para dar con la niña, “En casi todos los casos, la familia te da el 30 por ciento de la investigación, en está ocasión no nos dio nada” afirmó personal de la PGJE. Luego de revisar las cámaras de video de la zona, se determinó que la menor no había salido de la colonia, por ello afirman que no era necesaria la Alerta Amber. Después de varios días de incertidumbre e información extraoficial, todo apunta a que fue el recibo de la recarga del celular en la tienda de autoservicio el que dio la primera pista, el nombre del dueño del número no llevaba a ningún lado, pero descubrieron reiteradas llamada a una persona. Al cotejarlo, se percataron que la dueña de ese número era vecina de Janeth, por lo que al cuestionarle sobre el número de la recarga dieron con Emanuel -su esposo-, fue cuando teniendo esa información se apoyaron en el K-9. Pese a estar en etapa de entrenamiento, el perro alertó de la presencia de un cuerpo. Así encontraron a Janeth Lizbeth el miércoles 11 de febrero. Cuatro días después de su desaparición, el cuerpo mancillado, sin vida. Los investigadores volvieron a entrevistar a la esposa de Emanuel. Dijo que acostumbraba ausentarse varios días y que no se había percatado del cuerpo, la PGJE no descartó acoso hacia una de las niñas, aunque no pudo ser corroborado. Finalmente, siguiendo el pago del transporte de autobús, supieron que el hombre se refugiaba en el puerto de San Felipe, donde -según la versión oficial- tuvieron que esperar la orden de aprehensión para detener al sospechoso, al que tenían ubicado. Cuestionados sobre una versión alterna en cuanto a que fueron residentes del puerto quienes habían realizado la detención, la PGJE negó la información y aseguró que a López Espinoza se le seguía la huella desde el martes 10 de febrero. López Espinoza, procesado como inculpado Luego de que “técnicamente” no presentará defensa, al iniciar las audiencias de su proceso, Emanuel López Espinoza fue considerado para el Nuevo Sistema de Justicia Penal como probable responsable de violación equiparada y homicidio de Janeth Lizbeth, de 12 años. El Juez de Garantías, Salvador Morones Pichardo, indicó que al escuchar las imputaciones de la fiscalía decidió reclasificar el delito de violación simple a violación impropia, debido a que la víctima era menor de 14 años. Fue en punto de las 3:07 pm del 18 de febrero de 2015 cuando comenzó la Audiencia de Vinculación a Proceso, en la que el juez Morones Pichardo apercibió a los medios de comunicación de no tomar fotografías y datos personales del victimario, toda vez que el imputado pidió esta protección. De inicio, el fiscal Fidel Corvera solicitó vincular a proceso, al existir elementos contundentes. Entre pruebas presentadas, el fiscal indicó que luego de obtener una orden de cateo, se realizó una excavación en el interior del domicilio del imputado, donde se localizó el cuerpo de la niña a una profundidad de 20 centímetros. Informó que el cadáver de la menor tenía un pañuelo en la cara, además de varios moretones en el cuerpo. Del certificado de autopsia efectuado el 12 de febrero, detalló que el resultado fue muerte por traumatismo craneoencefálico, además de que se registró evidencia de violación. De las entrevistas a testigos, la fiscalía manifestó que al entrevistarse el 9 de febrero de 2015 a Julisa López Montaño, ésta comentó que se encontraba laborando como cajera de Oxxo cuando a las once de la mañana llegó una menor para realizar dos recargas telefónicas para después retirarse del negocio. Como parte de la indagatoria, Alejandro Sánchez Maya, encargado del establecimiento, colaboró revisando los vídeos de vigilancia donde se aprecia que la menor realizó dos recargas, la segunda de 20 pesos, y sacó el número del teléfono relacionado con la recarga de un papel donde lo tenía apuntado, el cual era con terminación 8236; el número resultó ser del celular de Emanuel López. Otro de los testigos fue la esposa del imputado, Susana Osuna Ortiz, quien señaló que su hija acudía a la escuela de la víctima y declaró que su esposo Emanuel, se fue de su domicilio el martes 10 de febrero. La mujer refirió que le cuestionó a Emanuel sobre la excavación del patio trasero, respondiéndole que el agua de la lavadora se filtraba, por lo que lo había rellenado. También recordó que la tarde del sábado 7 de febrero -día del crimen-, López Espinoza le marcó en tres ocasiones a su celular para preguntarle cómo estaba ella y sus niñas, ya que las tres habían salido del hogar. El último testimonio del que se leyó en la audiencia, fue el de Joel Cornejo, quien detalló que a las seis de la mañana del domingo 8 de febrero, López le pidió un pico para destapar el drenaje de su casa, y por la tarde le solicitó una barra, equipo que le regresó en la noche. La conclusión del fiscal Corvera fue señalar a Emanuel como autor de los crímenes, y consideró, “actuó de manera dolosa”. Tras ser considerado jurídicamente como presunto responsable, también se determinó que continuará su proceso en prisión, porque los delitos que se le imputan son graves. El fiscal pidió que el cierre de la investigación fuera dentro de seis meses, ya que se tienen que recabar pruebas periciales y demás diligencias por la complejidad de asunto. Por su parte, la defensora de oficio Tania Guadalupe Vega Gordillo guardó silencio durante toda la audiencia y no se opuso a ninguna de las medidas. Declaración informal no es prueba: abogado Pedro Mendívil, presidente del Colegio de Abogados Penalistas, afirmó que la declaración informal de un presunto delincuente no constituye una prueba bajo los preceptos del Nuevo Sistema de Justicia Penal, aunque se le puede referir en la carpeta de investigación. Indicó que si la declaración se da en la entrevista de individualización, y el imputado manifiesta que acepta los hechos -después que le informaron sus derechos-, esos dichos solo son considerados “datos o antecedentes de prueba”, pero sus palabras en esa “entrevista” no puede ser consideradas como una prueba en sí misma; tampoco son considerados jurídicamente una “declaración o confesión”. Lo que sucede con esas declaraciones auto incriminatorias, resultado de entrevistas, es que se incluyen en el expediente, y en la sesión de vinculación se les puede dar lectura como un dato que obra en carpeta. Mendívil explicó que la autoincriminación es válida “siempre y cuando la persona confiese espontánea, libremente y ante su defensor particular y con el apercibimiento de que lo que diga puede ser usado en su contra. “Si tenemos esos presupuestos normativos, están establecidos, entonces tenemos una confesión, aunque sea en etapa de investigación”, señaló, para recalcar: “Una confesión no puede sustentar una condena si no está unida a otros elementos” de prueba que respalden y sustenten los dichos. (ZETA MEXICALI) Muere menor atropellado en transitada vía en Mexicali Un grupo de jovencitos, casi niños, rodearon el ataúd que contenía los restos de su amigo y compañero José Alfredo Mora, de apenas 12 años de edad, alumno y jefe de grupo del primero B turno matutino en la Escuela Secundaria Número 73, en la colonia Hidalgo. Antes de empujar el féretro frente el altar, le colocaron la camiseta futbolera con el número 25, estampadas las firmas de sus compañeros. Era la misa de cuerpo presente, en la iglesia de la Sagrada Familia, donde decenas de vecinos, amigos y familiares se dieron cita para despedir al joven que murió atropellado la mañana del miércoles 18 de febrero, cuando se dirigía a la secundaria donde estudiaba. El dolor se mezcla con el coraje, sobre todo porque ha trascendido que desde hace varios años, directivos del plantel han insistido ante las autoridades para que en el cruce del Bulevar Gómez Morín y Calle Toronto se instale un puente peatonal, pero nadie ha hecho caso. “El responsable lo atropelló y se dio a la fuga, un taxista es el que lo detuvo allá por la carretera a San Felipe”, refiere Jacobo Juárez, tío del menor fallecido, mientras cuestiona que el responsable haya sido liberado inmediatamente, ya que lo deslindaron de toda culpa. “Cuando pasó eso, hay mucha gente que vio, el muchacho venía recio, era el único que venía, no se ve un tallón de llantas (que indiquen que frenó), no le sacó la vuelta, son muchas cosas que apuntan a que es culpable”, comenta Juárez. En ese cruce ha habido una serie de accidentes anteriores, pero las autoridades no han tomado cartas en el asunto. Información proporcionada por la Procuraduría estatal indican que el chofer del vehículo que atropelló al muchacho, también es menor de edad, tiene 17 años y, de acuerdo al Nuevo Sistema de Justicia Penal, por tratarse de un delito sin intención -homicidio culposo-, tiene derecho a seguir el proceso en libertad. Así sucedió. Conforme al primer dictamen del accidente hecho por peritos de Tránsito Municipal, la víctima de 12 años de edad se atravesó al auto de su victimario, quien resultó no responsable. Sin embargo, para continuar el proceso, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) solicitó a su departamento de Periciales un segundo dictamen de tránsito terrestre en la zona para deslindar responsabilidades, el cual no ha sido entregado. Explicaron que si la familia no está conforme, en el proceso también puede solicitar un dictamen por fuera. ZETA MEXICALI