—¡Doctor, doctor! Fíjese que tengo un grave problema, odio a mi mujer, odio a mis hijos, odio a mi suegra, odio a mis vecinos, odio a mi jefe, odio a mis compañeros de trabajo, odio a los amigos de mis amigos… ¡odio a todo el mundo! “¿Y por qué me lo dice a mí?”. — ¿Qué no es usted el doctor del odio? “¡Soy el doctor del oído, grandísimo peneque! Autor: Anónimo del Gobierno Federal.