Un abogado pregunta al detenido tras las rejas: — ¿Verdaderamente usted robó los mil millones de dólares? “No, licenciado, no lo hice yo”. El abogado insiste: — Por última vez, dígame por favor la verdad: ¿Robó usted ese dinero? “No, señor, lo juro por Dios que no. Después de observarlo, el abogado dice: — Entonces busque a otro abogado que lo saque de este lío. Autor: Maestro de Derecho.