Decenas de familiares, amigos, periodistas y público en general acudieron la tarde de este sábado hasta la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe para acompañar en los servicios religiosos al reconocido monero mexicalense Manuel Alberto León Lugo, “El Lyon”. La misa fue encabezada por el padre Germán Orozco quien resaltó la valiosa aportación de León al periodismo regional a través de sus certeras caricaturas. En su homilía el párroco citó al periodista Rizard Kapuscinski –uno de los principales gurús del periodismo serio y comprometido- quien mantenía la consigna de que uno de los compromisos más grandes del periodista era ser la voz de los que no tienen voz. Esto en alusión al sello popular y crítico que León imprimió a su trabajo durante cerca de 40 años. La misa citada a la una de la tarde reunió a cerca de 200 personas y se distinguió por el mensaje del padre German –párroco y especializado en comunicación- quien resaltó la labor de Manuel Alberto y su gran destreza para sintetizar el sentir de la gente. En uno de los momentos más simbólicos de la ceremonia el padre Germán invitó a familiares y amigos a que depositaran agua bendita sobre el féretro sobre el que se colocó una fotografía del monero en vida. Al finalizar la ceremonia familiares y amigos de León Lugo cargaron las ofrendas florales para colocarlas en uno de los maceteros –proyecto de la anterior administración municipal- en la que aparecían la imagen de El Chicali, el mono más emblemático y conocido del caricaturista fallecido. Ahí sus hijos Palmira y Servando además de quien fue su esposa, Alma Diva Russo colocaron las ofrendas y la fotografía del periodista y monero de ZETA. Después en caravana enfilaron con el ataúd para cruzar por la residencia familiar en la colonia Cuauhtémoc antes de llevar los restos para el servicio crematorio. Y como dijo José Luis León al micrófono, después de agradecer a todos sus presencia –citando a su hermano y su cierre de algunas historietas-, fin, finito, final. El adiós A partir de las 4:00 de la tarde de ayer 2 de enero iniciaron las ceremonias funebres del caricaturista Alberto León, “El Lyon”. Decenas de amigos, familiares, compańeros periodistas de diversos medios se dieron cita en la funeraria Santa Elena para acompañar a uno de los mejores moneros de esta región. “Fue uno de los grandes dones que Dios le dio”, dijo el padre y comunicador Germán Orozco, columnista de Zeta y párroco en San Luis Río Colorado, quien encabezó el Resposo religioso en la funeraria. Para hoy sábado a la 1:00 de la tarde se ha programado una misa en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. El mexicalense cobró importancia en el periodismo bajacaliforniano gracias a sus tiras cómicas, las cuales aparecieron en las páginas de ZETA en Macuachadaz, también en la revista Chicali News y en el periódico La Crónica. Con críticas ácidas hacia la vida política en Baja California, el monero ilustró importantes épocas en la vida demócratica y social de Baja California, todas con un humor popular que le valieron la simpatía y aceptación de la ciudadanía. El Lyon dejó de dibujar para este Semanario en junio de 2014, cuando su salud empeoró. En diciembre, se publicó su libro “Carecochis”, el cual reúne más de 80 caricaturas del ilustrador, durante sus presentaciones de Mexicali y Tijuana, periodistas, familiares y lectores rindieron homenaje al trabajo de uno de los moneros más reconocidos en la región. A manera de prólogo para el libro “Carecochis”, el periodista de ZETA, Sergio Haro, escribió el siguiente texto: “Manuel Alberto León Lugo, alias “El Lyon” es uno de los caricaturistas icónicos de esta región fronteriza, el oriundo de Mexicali y arquitecto de profesión es uno de los moneros más representativos, por el original singular y desordenado trazo de sus caricaturas, pero sobre todo el humor socarrón, netamente popular, creando personajes que tienen que ver con el acontecer cotidiano, con la lógica cotidiana, con el humor cotidiano y con la acides cotidiana. En ese marco, dio a luz a un personaje que evidentemente ya es imborrable para el pensamiento colectivo bajacaliforniano: El Chicali. León ha trabajado y publicado en medios desde fines de los 70s como El Centinela y La Voz de la Frontera, el incipiente Novedades luego transformado en La Crónica, también en ZETA, aparte de otras participaciones independientes. Ha editado secciones completas de caricaturas, como el caso del Cronomónix en el diario mexicalense La Crónica que apareció durante varios años domingo a domingo o en el caso de ZETA, la página que llamo “Macuachadas”, también con publicación semanal durante varios años. Aparte durante varios años, editó una revista de humor que se volvió clásica y de culto –sobre todo en Mexicali- a la que llamó “El Chicali” que tuvo gran éxito y donde acogió además el trabajo de otros moneros de la época que entonces no tenían espacios para publicar sus trabajos. Personajes como “Doña Wisteria” –así se llama una zona popular de Mexicali, Wisteria- o el Gato Mare, El Carecochi, el Compa Cute. Con su singular humor se burlaba igual de los políticos que de acontecimientos sociales y hasta naturales o hasta de los medios, resaltando alguna información y la contrastada “cobertura” que cada uno haría según la línea, óptica e intereses pero a un mismo tema. Incluso algunos de sus caricaturas tenía una fuerte carga política, resaltan por ejemplo portadas de ZETA, una a fines de la etapa xiquista en Baja California, con el gobernador en el suelo rodeado de botellas y la leyenda “Va estar buena la cruda”, o la de la candidata del PRI en 1989, Margarita Ortega Villa, dibujada como moderna Juana de Arco con la leyenda de “…La van a quemar”, lo cual al final resultó acertado. Pero a la par de la fuerte carga humorística siempre mostró a la vez una profunda convicción política, fuerte, critica, apartidista, independiente y que a la vez marcó su ética periodística, por ejemplo no le gusta dar entrevistas ni aparecer en fotos, ni atraer reflectores y cuando algunos políticos se han acercado a pedirle usar sus “cartones” para fines propios, partidistas y ofreciéndole el superpago por su obra, León sistemáticamente se ha negado, posición que ha mantenido hasta la fecha Se ha reído hasta de él mismo, se auto dibujaba dientón, pelo desordenado y descalzo, con shorts “hechizos” –de un pantalón tasajeado- y regularmente peleando con las prisas y el malhumor de sus editores. Hasta mediados del 2014 publicaba una caricatura diaria en La Crónica y una página semanal en ZETA, la última variante la hizo posteriormente cuando, por cuestiones de salud, dejó de publicar la caricatura diaria y empezó a mandar al semanario una suerte de columna donde narra las peripecias que ha atravesado por idear tanto “mono” diario o semanal a la que titula como “Cochimacuaz”. Manuel Alberto León Lugo ha sido el monero de toda una generación y su irreverente y reflexivo humor ha permeado a la sociedad bajacaliforniana durante más de cuarenta años, esta edición es una mínima parte de su larga transcurrir en algunos medios de la región, es apenas una pequeña muestra –corregida y aumentada- del desbordante talento, pero a la vez resulta realmente un ejemplar de colección donde se sintetiza la constancia, la forzada disciplina, pero sobre todo la enorme creatividad para una labor que suena fácil pero que no lo es –sobre todo el hacerlo con talento, inteligencia y sentido social-, el caricaturizar nuestra realidad, el pese a todo, sacarnos una sonrisa”. Que descanse en paz, El Lyon, Manuel Alberto León Lugo.