“Vicente Leñero nos va a hacer muchísima falta”: Juan Villoro

Guadalajara, Jalisco.- Ante el lamentable fallecimiento de Vicente Leñero acaecido el miércoles 3 de diciembre de 2014 en la ciudad de México mientras se llevaba a cabo la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), las reacciones de escritores abundaron en el acontecimiento editorial. Al finalizar la presentación de “Antología Personal” (FCE, 2014) de Ricardo Piglia el miércoles por la noche, Juan Villoro valoró en entrevista con Semanario ZETA el legado de Vicente Leñero, desde su obra periodística, su dramaturgia, hasta como cuentista, novelista y guionista: “Vicente Leñero es un escritor muy difícil de sustituir, imposible desde luego porque fue un gran periodista, un extraordinario novelista, cuentista, dramaturgo, guionista de cine; pocos autores han escrito tantos guiones como él; también frecuentó el guion para televisión, el guion de radio”, expresó para empezar el intelectual mexicano. “Fue fue un escritor que se ocupó de todos los géneros de la prosa y todos los trabajó con maestría y en ocasiones los combinó como en sus dos volúmenes de textos que se llaman ‘Gente así’, donde tú no sabes si lo que te está contando es una historia real o imaginaria”. Coautor junto a Ilan Stavans del título “El ojo en la nuca” (Anagrama, 2014) presentado en la FIL, Juan Villoro también reconoció: “Vicente Leñero fue un católico convencido pero al mismo tiempo fue heterodoxo respecto a la iglesia establecida e hizo de su fe un asunto de rebeldía y al mismo tiempo de creencia que me parece muy importante porque yo comparto esa convicción. “Fue un hombre independiente, de izquierda, que contribuyó a crear empresas periodísticas como la Revista Proceso, que dirigió ‘Revista de revistas’ en el Excélsior de Julio Scherer, notable entrevistador, cronista que retrató por ejemplo en forma indeleble el paso de Raquel Welch por México, y que hizo una crónica maestra del levantamiento zapatista, gran novelista”. Villoro también recordó que “Leñero se formó como ingeniero, entonces era un gran constructor de tramas, creo que algo le debía a su preparación de ingeniería para construir novelas como ‘La vida que se va’, o ‘Estudio Q’, que tienen grandes juegos estructurales. “Fue un novelista que pasó al teatro sin ningún problema, y en obras como ‘Pueblo rechazado’ se ocupó de temas religiosos y el compromiso político y cultural heterodoxo de ciertos religiosos que en otras obras logró hacer, por ejemplo, una mudanza en tiempo real, precisamente en una obra que así se llama, ‘La mudanza’. “Fue muy aficionado al box, escribió la obra ‘Pelearán 10 rounds’, de un personaje que se encuentra cautivo en un knockout infinito, gran aficionado también al beisbol, esto se nota en sus obras breves ‘Los perdedores’, yo escribí el prólogo para ese libro”. Finalmente, Villoro sentenció: “En lo personal fue un grandísimo amigo, un maestro, un gran jugador de dominó, un hombre que amaba a su familia, a mucha gente, y pues creo que nos va a hacer muchísima falta”.