Necesito mucho amor, mis paredes están frías, la casa luce vacía, me hace falta tu calor. No hay árbol de Navidad ni extensiones con sus luces, no hay piñatas con sus dulces, todo es pura soledad. Silencio y calma se vive en mi lóbrega vivienda, no hay nadie que nos atienda y menos quien se me arrime. Ya mis hijos me dejaron por seguir mujer ajena, hoy festejarán su cena, de sus padres se olvidaron. Mas todo por servir se acaba, los viejos a su rincón, una tumba en el panteón, su vida queda borrada. Alberto Torres B. Tijuana, B. C.