En el escrito venía la petición de tomar las palabras como una denuncia anónima. Relataban cómo la alcaldesa de La Paz, Baja California Sur, Doña Esthela Ponce Beltrán, estaba coludida con elementos del crimen organizado y el narcotráfico. Incluso crearon una detención que no se ha dado. En voz de un criminal prófugo de la justicia detallaban cómo era el arreglo entre delincuente y autoridad. Asegún que lo había declarado en la SEIDO. Pero nada era verdad. El prófugo sigue prófugo, y las autoridades federales no dieron cuenta de tan importante detención. El origen del mensaje, desconocido y sin nombre, es en realidad el ambiente de guerra sucia que se respira en Baja California Sur, a propósito de que el próximo año, en las elecciones del 6 de julio de 2015, elegirán gobernador del Estado. En el PRI, y desde hace poco más de tres años, cuando Ricardo Barroso Agramont, el candidato tricolor, perdió contra el abanderado del PAN y ahora gobernador Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, se asumió que repetiría como candidato en 2015, pero la alcaldesa de La Paz ha hecho lo suyo y muchas simpatías. Así se convirtió en la principal competidora de Barroso, y también en el objetivo de la guerra sucia política sudcaliforniana. Lo que se dice en contra de Barroso Agramont, es el sentido de su voto en la reforma fiscal de 2014, a favor de la homologación del IVA al 16 por ciento en la frontera… y eso que la contienda política en Baja California Sur, apenas comienza.